miércoles, 24 de diciembre de 2014

¿QUE HACEMOS CON LA NAVIDAD? (2° parte)



¡Hoy es Navidad! Y cuando observamos el poder de penetración de esta festividad en diversas culturas, quedamos asombrados. En países Orientales, como Japón[1] se celebra esta festividad. El diario el Comercio señala que en China "Papá Noel es más conocido que Jesucristo”[2]. Y hasta en Turquía, un país mayoritariamente musulmán, esta festividad va ganando terreno[3].
Sin lugar a dudas esta festividad se está globalizando. Por ello, es bueno que como cristianos nos preguntemos ¿qué hacemos nosotros en este tipo de festividad? El objeto de hacernos esta pregunta se debe a que hay muchas opiniones dividas frente a ella.
En el blog anterior tratamos de establecer algunas influencias que esta fiesta ha tenido en su desarrollo histórico, y como ha llegado hasta nosotros. Allí señalamos que esta festividad tiene raíces en el paganismo, que luego pasó al cristianismo cerca del siglo IV y se consolidó en La Edad Media. En el siglo XIX, en pleno desarrollo de la Revolución Industrial, adquirió un carácter más comercial. Esta variedad de influencias le ha dado forma a la festividad que tenemos los 25 de diciembre de cada año.
Sin embargo, el revisar su origen y desarrollo no es suficiente para contestar ¿qué hacemos con ella? Nos ayuda, nos esclarece conocer su historia, pero necesitamos a la Palabra de Dios para saber cómo responder. Veamos en primer lugar dos posiciones opuestas y luego reflexionar en la Palabra de Dios.




I.- DOS POSICIONES OPUESTAS

1.- El cristiano debe abstenerse completamente de la navidad
Muchos cristianos en la actualidad son de la idea que debemos abstenernos absoluta y completamente de cualquier práctica en estos días de Navidad.
En el blog anterior señalábamos que Juan Calvino se oponía a esta festividad. En un mensaje dado el jueves 25 de Diciembre de 1551, señaló:
“Porque no hay un día superior a otro. No importa si recordamos la natividad de Nuestro Señor en un miércoles, jueves, u otro día. Pero cuando insistimos en establecer un servicio de adoración basado en nuestros caprichos, blasfemamos a Dios, y creamos un ídolo aunque lo hayamos hecho en el nombre de Dios”[4].

También Charles Spurgeon el famoso predicador que vivió en la época Victoriana dijo: 
"No somos supersticiosos en relación a las temporadas y los tiempos. Ciertamente no creemos el acuerdo eclesiástico llamado Navidad. En primer lugar porque no creemos en la misa en absoluto, es más la aborrecemos, ya sea cantada en latín o en Inglés; en segundo lugar, porque no encontramos garantías en las Escrituras para observar un día en específico como el cumpleaños del Salvador y por consecuencia su celebración es una superstición y no un mandato divino"[5].
Ambos líderes manifiestan su genuina preocupación por todo lo supersticioso que rodea la navidad. Creo que es algo que también a nosotros nos debe preocupar. No sólo por el hecho de que Santa Claus ha ocupado el lugar de Jesús, sino por la realidad de que muchas personas creen que el mero hecho de celebrar esta festividad, les hace de alguna manera mejores personas o más “cristianos”. Pero la celebración de esta festividad no nos hace más cristianos ni estar más cerca de Dios.



Por otro lado, Carlos Spurgeon tiene razón en llamar a esta festividad un “acuerdo eclesiástico”. La historia que revisamos en el blog anterior nos demuestra que los orígenes de la navidad no provienen del cristianismo histórico.
Pero ¿significa esto que los cristianos no deberíamos tener ningún tipo de participación en esta fiesta? A través de la historia ha habido creyentes que han estimado que esta es la única opción cristiana.
Es perfectamente legítimo mantener esta postura, siempre y cuando seamos consecuentes con ella, y haya coherencia entre nuestro discurso público y nuestro actuar privado.
Pero, si vamos a ser consecuentes con esta postura, entonces el 25 de diciembre deberíamos asistir a nuestros trabajos como cualquier otro día, no aceptar ninguna clase de regalos ni tampoco tener una cena especial. Conozco a hermanos en la fe que mantienen esta postura y que son consecuentes con ella.
Sin embargo, recuerdo a un joven quien me contó que en su iglesia el pastor habló bastante duro en contra de cualquier tipo de participación en esta festividad. Sin embargo, después de unos años este joven creyente se enteró que el pastor recibía y daba regalos de navidad y tenía una cena de navidad.

Pero, hay excesos que todos debemos evitar. No podemos imponer nuestra visión de qué hacer con la navidad a otros creyentes. Por ejemplo, grandes cristianos en Inglaterra y Escocia, conocidos como los puritanos, tenían una posición contraria a la práctica de esta festividad. En 1642, el parlamento Inglés, liderado por los puritanos, pidió a los ciudadanos no celebrar la Navidad en modo alguno, que no sea una respetuosa oración privada. Sin embargo, no todo el mundo estaba dispuesto a acatar esta ordenanza. Entonces en 1645, el Parlamento dio un paso adelante, declarando que sólo los domingos eran días santos. A menos de que Navidad cayera en domingo, la gente debía presentarse a trabajar. En consecuencia se originaron los "disturbios Navidad"[6]. A este triste período de la historia se le conoce como  “la Guerra de navidad”.



Dicha situación también ocurrió en Norteamérica. Por ejemplo el 11 de Mayo de 1659, la Corte General de Massachusetts señaló: 
“Se ordenó por este tribunal y la autoridad de la misma que el que observa (celebra) la Navidad…, ya sea en el trabajo, fiesta, o cualquier otra forma… deberá pagar por cada uno de esos delitos cinco chelines como una multa al condado”[7].
¿Fue esta decisión sabia? Creo que no, estas naciones siguen en la actualidad celebrando esta festividad y, lo más importante, el cristianismo no se puede imponer por medio de decretos ni leyes.

2.- El cristiano debe participar activamente en la navidad
En el otro extremo, tenemos a los creyentes que sostienen que tenemos que participar con total libertad y sin ningún reparo en la celebración de navidad. Ellos señalan que debido a que esta festividad recuerda el nacimiento de Jesús, debemos fomentarla y animar a otros a celebrarla.
Obviamente que una postura como esta no tienen ninguna base sólida. No es un deber cristiano el observar esta festividad e involucrarnos en ella. No podemos ignorar el origen y desarrollo de esta festividad y pensar que es cristiana.


II.- CUATRO PRINCIPIOS BÍBLICOS PARA TOMAR UNA DECISIÓN SABIA
Una vez que hemos señalado las dos posturas anteriores, es necesario que repasemos entonces a una respuesta que toma este asunto desde una perspectiva práctica.
Pablo, en el libro de Romanos capítulo 14 y parte del 15, nos habla de la importancia  de la libertad cristiana. Al leer este pasaje y teniendo en mente 1 Corintios 8 y 10, podemos sacar una serie de principios que podemos aplicar en decisiones tan complejas como la que estamos estudiando.
El apóstol le da a la iglesia principios para enfrentar las diferencias entre cristianos respecto a la comida que se había utilizado previamente en un culto idolátrico. Dicho de otra forma, el trasfondo y origen de esos alimentos era el paganismo.
El pastor John MaCarthur comenta acerca de este pasaje: 
“A causa de la idolatría y la inmoralidad asociadas con la práctica de sus antiguas religiones, ellos se sentían incapaces de comer carne o cualquier otro alimento que hubiera sido usado como una ofrenda a una deidad pagana”[8].
Él, por supuesto, no habla acerca de cristianos que participaban en un culto a dioses falsos, pues eso está terminantemente prohibido, sino de cristianos que comían carne que había sido previamente consagrada a dichas deidades.
La Navidad tuvo su origen en el paganismo y fue asimilada por la cultura occidental dándole tintes religiosos y comerciales. ¿Qué hacemos con esta “comida sacrificada a los dioses”?

1.- Nunca tendremos un acuerdo total sobre todos los temas prácticos de la vida cristiana
Filtro N° 1: ¿Soy consciente que mi posición no es sostenida por todos los cristianos?
Hay asuntos sobre la vida práctica cristiana en la que nunca podremos llegar a un total acuerdo. No estoy hablando de doctrinas esenciales o fundamentales. Todo aquel que ha confiado en Cristo sabe que la clase de fe que tiene es muy importante.
Cualquiera que se extravía,  y no persevera en la doctrina (didaché) de Cristo,  no tiene a Dios;  el que persevera en la doctrina de Cristo,  ése sí tiene al Padre y al Hijo.                                                                                          (2 Juan 9)

Como cristianos evangélicos, debemos perseverar y afirmar las doctrinas de la Trinidad, la suficiencia de las Escrituras, a Jesucristo como único y suficiente Salvador, y otras más. Estos son ejes no negociables de la fe cristiana. La doctrina o enseñanza es de Cristo y es de ella que debemos beber siempre.
Pero también debemos reconocer que en muchas otras áreas, tenemos diferencias. Como dice un conocido dicho "En lo fundamental, unidad; en lo secundario, libertad; pero en todo reine el amor".

Pablo dice: El que come,  para el Señor come,  porque da gracias a Dios;  y el que no come,  para el Señor no come,  y da gracias a Dios”.
                                                                                              (Romanos 14:6b)
Quizás para algunos de nosotros esto sea lamentablemente ¿Acaso no es posible que los creyentes tengamos un 100% de acuerdo en todos los temas prácticos? Por lo menos la Palabra de Dios nos muestra que eso no sucedió en el siglo I, y me parece claro que no sucede en la actualidad. Es importante que asumamos esta realidad en nuestras iglesias y en nuestra relación con otros creyentes.
Muchos cristianos que aman al Señor se abstienen completamente de cualquier práctica en Navidad. Otros ven en ella una oportunidad para hablar a sus compañeros de trabajo, vecinos y familiares acerca del evangelio de Jesús. Algunas iglesias preparan programas evangelisteros y aprovechan que la gente está más reflexiva para colocar en sus mentes el significado dela venida de Jesús.
Si asimilamos la idea de Pablo de que en temas prácticos nunca tendremos un acuerdo pleno, podremos evitar la crítica que va más allá de la Palabra de Dios. “¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno?” (4 a)



2.- Debemos tomar decisiones en base a nuestro convencimiento
Filtro N° 2: ¿Estoy actuando frente a este tema porque otros lo dicen o porque estoy convencido?
Pablo dice en Romanos 10:5b. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.
¿Es acaso la navidad un ejemplo práctico para ejercer la libertad cristiana? Personalmente estoy convencido de que así es. Si miramos detenidamente la enseñanza paulina, nos señala un tema en el que cristianos que aman al Señor llegan a ejercer esto en su vida práctica de manera diferente.
Este segundo criterio nos dice que nuestra mente es de suma importancia a la hora de tomar una decisión. La palabra que Pablo utiliza (nous) incluye pensamientos, sentimientos y voluntad[9].
¿Cómo es posible que con la misma Escritura lleguemos a posiciones diferentes de cómo actuar? Algunos de los creyentes de Roma veían en este tipo de comidas un peligro inmenso de contaminarse con prácticas paganas, otros veían una oportunidad de administrar sabiamente su dinero. Cada uno seguía un razonamiento lógico pero que priorizaba distintos elementos.
Sin embargo, lo que Pablo nos pide es que actuemos por convencimiento y no por presión ni por imposición. Por otro lado, debo tomar decisiones no por medio de meros sentimentalismos, sino luego después de haber reflexionado en las implicancias de la Navidad.
Antes de tomar una decisión respecto a qué haremos con esta fiesta, debemos analizar el tema de diversos ángulos, revisar los pros y contras, y luego actuar de acuerdo a nuestra convicción.
Personalmente estoy convencido que la festividad de la Navidad es de origen pagano. Pero también estoy convencido de que la celebración de los cumpleaños es una festividad pagana. Los primeros cristianos, como señalábamos en el blog anterior, no celebraban ni lo uno ni lo otro. El encender una vela el día de nuestro cumpleaños no tiene un origen cristiano. ¿Significa esto que no debemos celebrarlo? ¿O acaso cada vez que enciendo una vela estoy adorando a un demonio?


3.- Debemos tomar decisiones teniendo como prioridad el señorío de Cristo
Filtro N° 3: ¿Estoy reconociendo a Jesús como mi Señor en esta decisión que estoy tomando?
La libertad cristiana se debe ejercer teniendo como prioridad el señorío de Cristo. No se trata de decir: “Soy libre, puedo hacer lo que quiero”. O: “Me gusta la navidad, así que voy a hacer lo que yo quiero”.
Si prestamos atención a las expresiones de Pablo en Romanos 14, nos percataremos que el apóstol enfatiza a Jesús como nuestro Señor. “Para su propio Señor está en pie, o cae” (vs. 4). “El que hace caso del día lo hace para el Señor” (vs. 6). “Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí” (vs. 7). “Si vivimos, para el Señor vivimos” (vs. 8). “Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven” (vs. 9).
La vida cristiana es mucho más que una serie de reglas de “No hagas esto” o “No  mires tal cosa” (ver colosenses ). Hay mandatos expresos en las Escrituras y en ello debemos ser firmes, pero hay muchas cosas en la que no hay un no ni un si definitivo.
Si estás pensando qué hacer en esta navidad debes preguntarte ¿De qué manera reconozco a Cristo como el Señor de mi vida en esta decisión?


4.- Debemos recordar que un día daremos cuenta al Señor
Filtro N° 4: ¿Soy consciente del Tribunal de Cristo?
Finalmente, es importante que comprendamos que sea cual fuere la decisión que tomemos, un día tendremos que rendir cuenta de ella.
Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.
Porque escrito está:
Vivo yo,  dice el Señor,  que ante mí se doblará toda rodilla,
Y toda lengua confesará a Dios.
De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.
(Romanos 14:10-12)

La expresión “dar cuenta” implica que ante el Señor tendremos que explayarnos y dar razones de nuestras decisiones. El diccionario Strong comenta que la palabra “cuenta” (logos) lleva la idea de algo dicho, un tema, un razonamiento o motivo, y esto en el contexto de un tribunal. Todo lo anterior nos debe impulsar a tomar decisiones meditadas.

Seguramente alguien a esta altura puede pensar que la forma en que se desarrolló este tema no deja lineamientos claros de qué hacer. Y ese es exactamente el motivo de este blog. No podemos decir qué hacer, pero si podemos dejar principios bíblicos para que tomemos decisiones que permitan reflejar a Jesús como nuestro Señor.


CONCLUSIÓN

Estos principios que hemos dado, no tienen por objetivo justificar nuestro pecado, sino ayudarnos a tomar decisiones prácticas.

1.    La festividad que el día de hoy tenemos el 25 de Diciembre es una mezcla de ideas paganas, católicas y comerciales. Por lo que el cristiano no puede celebrar esta festividad como lo hace nuestro mundo el día de hoy. Debemos conocer su origen y desarrollo para así entender mejor en que se ha convertido en la actualidad.
2.    La Biblia no nos dice que adoptemos esta festividad. Si algún creyente prefiere abstenerse de participar en esta celebración, está en todo su derecho. Sin embargo, debe ser consciente que eso no le hace más espiritual ni gozar de una relación más profunda con el Señor.
3.    Por otra parte, la Biblia no prohíbe que como creyentes tomemos este día y lo usemos para glorifica a Dios. Si esa es nuestra decisión, debemos reflexionar bien sobre el tema de cómo hacerlo.

sábado, 20 de diciembre de 2014

¿QUÉ HACEMOS CON LA NAVIDAD?



¡Se nos fue el año! Nos encontramos a mitad del mes de Diciembre y ya la mayoría de nosotros está haciendo una evaluación de todo lo vivido. Y como siempre sucede en esta fecha, nos encontramos con las fiestas de fin de año: la Navidad y el Año Nuevo.
Pero es, sin lugar a dudas, la primera de estas festividades la que causa mucho revuelo y comentarios entre cristianos. Es por esto que me gustaría plantear la pregunta ¿Qué debemos hacer los cristianos en fechas como éstas?
Me parece que esta pregunta es importante porque nos guste o no (y me parece que a todos nos gusta) el 25 de Diciembre es un día festivo. Además el momento se da para reflexionar acerca de lo que nos ha sucedido. Estamos en un período en el que todos tendemos a pensar en lo bueno y malo que hemos vivido. Entonces, cobra real importancia saber qué hacer durante ese día.
Dicho de otra forma ¿es lícito que el cristiano celebre la navidad? Y si la respuesta es afirmativa, ¿qué tipo de celebración se debe hacer?
Creo que el mero hecho de plantear estas preguntas les puede parecer a algunos creyentes el rendirse frente a nuestro mundo moderno, pero espero que  puedan esperar hasta el final del desarrollo del tema para hacer un análisis completo.
En este día comenzaremos hablando acerca de esta festividad revisando tres influencias que ella tiene. Y en el próximo blog, con la ayuda del Señor, veremos que hacer como cristianos.
Para poder hacer cualquier análisis de esta festividad es necesario que conozcamos de donde viene. Y me da la impresión que ya muchos saben que esta no es una festividad cristiana basada en la Palabra de Dios. Esto es algo que debemos afirmar categóricamente, pues el hecho de conocer la realidad del origen de esta celebración, nos permitirá tomar decisiones a conciencia.
Podemos afirmar que la actual fiesta navideña es una mezcla de diversas prácticas, algunas muy antiguas y otras un poco más modernas. Revisemos tres influencias de esta fiesta.



I.- INFLUENCIA PAGANA
Cuando usamos el término pagano, no queremos hacerlo en una forma peyorativa. Lo usamos para referirnos a las prácticas antiguas que no tienen una conexión directa con el cristianismo. La Real Academia Española define a un pagano como alguien “idólatra y politeísta”[1].
Y la historia nos muestra que algunas de las prácticas que se realizan en nuestras actuales fiestas de navidad, tienen su origen en pueblos sin relación con el cristianismo histórico. Por ejemplo, el popular árbol de navidad tiene su origen en los pueblos del norte de Europa.
En el Hemisferio Norte se produce el solsticio de invierno el día 21 de diciembre. Esto quiere decir, que durante esas 24 horas se produce el menor día y la noche más larga. Para muchos de estos pueblos, ese día es considerado sagrado, pues trae la esperanza de que a partir de esa fecha, los días serán cada vez más largos.
Esta fiesta se conoce en la actualidad como Yule y de acuerdo a Wikipedia, está relacionada con la mitología germana y el paganismo nórdico. El Yule originalmente duraba trece días a partir del 21 de Diciembre[2].



Llama la atención saber que esta festividad estaba centrada en la familia con una buena comida, recordando a las personas que ya no estaban vivas. Era durante esta festividad que las personas colocaban árboles en sus casas, principalmente abetos, y los adornaban de diversas formas. En la actualidad la religión de la Wicca y Asatru, la celebran.
Como cristianos sabemos que los días no son buenos ni malos en sí mismos y que no representan dioses ni fuerzas de la naturaleza personales. El cristianismo, debido a que es monoteísta, ve en la creación la obra de Dios, y por eso le damos gracias al Creador. Eso es lo que nos sugiere David en uno de sus salmos.

  Los cielos cuentan la gloria de Dios,
 Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
 Un día emite palabra a otro día,
 Y una noche a otra noche declara sabiduría.                           (Salmo 19:1, 2)


A medida que el Imperio Romano avanzaba en su conquista de pueblos, también asimilaba  muchas de sus costumbres. Es así que partes de estas prácticas ancestrales fueron adoptadas por los romanos con el nombre de Saturnales. Esta festividad comenzaba el 17 de diciembre con una duración de entre 3 a 7 días. En esos días intercambiaban regalos y se servía un gran banquete para los esclavos, los cuales podían disfrutar de gran libertad.
Luego de esta festividad, se celebraban las fiestas de fin de año. Y entre ambas fiestas los romanos celebraban durante el 25 de diciembre el cumpleaños del dios romano Sol Invictus. Para ello encendían hogueras y velas para echar atrás la oscuridad del invierno y, de esta forma, darle la bienvenida a días cada vez más largos.
Por lo tanto, tanto el día en que se celebra la navidad como el árbol de navidad, no tiene relación con el cristianismo, tiene un origen pagano, y esto debe servirnos de advertencia para revisar bien cada festividad y examinarla a través  dela Palara de Dios.


II.- INFLUENCIA CATÓLICA
Todo lo anterior sería simplemente estudio de académicos e historiadores sin ninguna relación directa con la vida cristiana actual, si no hubiese ocurrido asimilación de estas prácticas durante el correr de los siglos.
Muchas de estas costumbres que eran originalmente paganas, fueron asimiladas por una cultura en la que el cristianismo se volvió la religión dominante.
¿Por qué se celebra la Navidad el 25 de diciembre? Si no hay pruebas de que Jesús haya nacido un 25 de diciembre, ¿por qué se celebra la Navidad en esa fecha?
La Enciclopedia Católica señala en su artículo Christmas, que la...
“...Navidad no era una fiesta de la Iglesia primitiva. Ireneo (130 al 202 d.C.) y Tertuliano (160 al 220 d.C.) la omiten de sus listas de festividades. Orígenes, tal vez mirando las deshonrosas celebraciones de los natalicios de los emperadores, señala que en las Escrituras solo los pecadores, no los santos, celebraban sus cumpleaños”[3].
En ese mismo artículo se indica que un par de siglos después del comienzo del cristianismo, se propusieron fechas para el nacimiento del Señor tales como el 20 de Mayo, 20 de Abril, 28 de Marzo y el 10 de Junio. 
No fue sino hasta el siglo IV que se relacionó el nacimiento de Cristo con el 25 de Diciembre. El Diccionario de teología de Everett Harrison señala al respecto:
“Los cristianos primitivos no observaban la fiesta del nacimiento de Jesús a la que no le dieron la importancia que tenía su muerte y resurrección.
En el oriente y después en el occidente celebraban el nacimiento de Jesús el 6 de Enero, en conexión a su bautismo. Un día en el que los paganos celebraban la fiesta de Dionisio, asociado con un alargamiento de los días. La noche que abarcaba enero 5 al 6, se dedicaba al nacimiento de Cristo y el día 6 al bautismo.
Un papiro del siglo IV contiene la liturgia más antigua de la navidad. La fiesta de la navidad fue separada de la epifanía entre el 325 al 354 d.C. en Roma. En el 336 se confirmó el 25 de Diciembre como el nacimiento de Cristo. Es posible que este asunto haya sido propuesto por Constantino quien evidentemente eligió esa fecha por la fiesta pagana del Sol que era tan popular.
Gregorio Nacianceno y Crisóstomo popularizaron esta fiesta en Constantinopla, pero recibió un fuerte rechazo a través de todo Oriente especialmente en Antioquía de Siria. Egipto no la aceptó hasta el 431. Armenia nunca la aceptó”[4].
  
¿Resultó beneficiosa esta idea del catolicismo? Claramente la respuesta es no. La iglesia de Roma decidió adoptar esta fecha para que los paganos pudiesen acercarse el cristianismo, de tal forma que hubiese una transición entre sus prácticas. Sin embargo, lo que resultó al final fue una mezcla de ideas.
En la Edad Media la fiesta de Navidad se celebraba con mucha solemnidad en las iglesias, y le llamaban Christmas, que significa la Misa de Cristo. Sin embargo, fuera de ellas la gente continuaba celebrando con borracheras.
Para el año 1500 la navidad se celebraba en forma muy extendida por toda Europa. En esta época se popularizaron los villancicos, en los cuales las personas cantaban en las calles y pedían bebida a los dueños de las casas. Era una festividad para embriagarse.
Por tal motivo, Juan Calvino, uno de los grandes hombres de la Reforma Protestante, dijo sobre la navidad cuando predicó el 25 de diciembre de 1551:
«Ahora, veo aquí más gente que la que estoy acostumbrado cuando doy un sermón. ¿Por qué será? Es día de navidad. ¿Y quién les dijo esto? Pobres hombres. Ese es un adecuado eufemismo para todos ustedes que han venido aquí hoy a honrar a Noel. ¿Pensaban que estarían honrando a Dios? Consideren qué tipo de obediencia a Dios vienen mostrando[5]».

De modo que cuando echamos a correr el reloj de la historia nos damos cuenta como esas prácticas llegaron a toda Europa, tanto Católica como Protestante. Para muchas personas el origen que tuvo esta festividad se fue diluyendo, y simplemente la asociaban al nacimiento de Jesús.

  

III.- INFLUENCIA COMERCIAL
Pero esta fecha tuvo un gran impulso durante el siglo XIX y XX. Fue en este período de la Revolución Industrial, que muchas de las prácticas actuales se asentaron en la cultura popular.
Por ejemplo, las conocidas luces de navidad se inventaron en 1882 por Edward  Johnson, vicepresidente de la empresa de Thomas Edison.
El personaje central de esta festividad, el Viejo Pascuero, fue producto de un poema de Clement Clark Moore, profesor de literatura Griega; quien tuvo una idea que cambiaría la visión de la navidad. En 1822 escribió un poema de 52 versos llamado “Una visita de San Nicolás”. Algunas de sus estrofas dicen:
Era la noche antes de Navidad, cuando en toda la casa
no se movía ni una criatura, ni siquiera un ratón.
Los calcetines colgados en la chimenea con cuidado,
esperando que San Nicolás pronto estuviera allí…
¿Y qué es lo que mis ojos maravillados vieron aparecer?
Un trineo en miniatura, y ocho pequeños renos,…
Con un conductor pequeño y viejo, tan vivo y rápido,
que supe al momento que debía de ser San Nicolás
¡Era gordito y rollizo, talmente un duende viejo y alegre,
y me reí sin querer cuando lo vi[6].



Fue también en el siglo XIX que Charles Dickens escribió el famoso Cuento de Navidad en cual el viejo gruñón Scrooge, se opone a todo lo que tenga que ver con esta festividad.
Fue en estos dos últimos siglos que esta festividad adquirió un carácter comercial. De esta forma, se empezó a hacer popular en el mundo Occidental, llevando elementos que nos recuerdan el nacimiento del Señor Jesucristo con otros que no tienen ninguna relación con el cristianismo.


Estos son los hechos, esta es parte de la historia de la navidad. No fue celebrada por los primeros cristianos y tampoco la fecha ni muchas de sus prácticas actuales calzan con el cristianismo histórico.
Sin embargo, nuevamente debemos volver a la pregunta ¿Qué hacemos con la navidad? Creo que todo lo que hemos dicho no es suficiente para responder esta pregunta. El saber su origen y su desarrollo no es lo mismo que contestarnos que hacemos ahora en el siglo XXI con dicha fecha.
Ese día es festivo de igual forma, ¿cómo enfrentamos los cristianos esa fecha, los días previos y la conmoción que genera en muchas personas? Con la ayuda del Señor lo veremos en el siguiente blog.

jueves, 13 de noviembre de 2014

¿CUÁL ES LA ESPERANZA CRISTIANA PARA EL HOMOSEXUAL?



A mediados del 2013 el debate por el matrimonio homosexual se hizo más intenso en Inglaterra. David Cameron, el Primer Ministro de dicho país, les solicitó a todos los actores sociales poder hacer esfuerzos para legislar acerca de las uniones homosexuales.
Por otra parte, en ese mismo año, las iglesias evangélicas en el Reino Unido comenzaron un proceso de división entre “liberales” y “conservadores”. Por ejemplo, la iglesia de Escocia aprobó con 340 votos a favor y 248 en contra, el poder contar con ministros de tendencia homosexual que estén en unión civil con personas del mismo sexo[1].
Fue en este contexto que tres pastores, Sean Doherty, Sam Allberry y Ed Shaw decidieron “salir del clóset” y dar a conocer a sus iglesias y a la sociedad inglesa en general, la atracción homosexual que sienten. Pero, lo llamativo es que estos hombres manifestaron que sus sentimientos de atracción hacia otros hombres no justifican las relaciones homosexuales ni niegan la verdad bíblica del matrimonio como unión entre hombre y mujer[2].
Sam Alberry señala que cuando llegó a la adolescencia, percibió la tensión entre sus sentimientos homosexuales y su nueva fe cristiana
“Me sentía realmente muy sucio y por esto, otros cristianos querían mantenerse a distancia.” Fue después de oír una predicación liberadora que las cosas empezaron a cambiar. El pastor dijo: “Todos nosotros somos pecadores sexuales. Hay algunos que experimentaran deseos homosexuales que no quieren. Si eres tú, no estás solo.” Ese fue el punto de inflexión en mi vida.’[3]
Este hombre es coautor del libro ¿Es Dios anti gay?, en el que afirma que la Biblia es clara como un cristal respecto a la vida sexual, pero esto no significa que Dios sea homofóbico.



Durante las últimas semanas hemos estado estudiando acerca de la perspectiva bíblica de nuestra sexualidad. Nuestro objetivo es entender los cambios sociales de nuestro país y saber lo que como hijos de Dios debemos reflejar.
El Señor Jesús estuvo con personas quebrantadas por el pecado sexual, y les entregó el mensaje del evangelio que consiste en la gracia de Dios y la verdad de Dios. Y nosotros, como cristianos debemos hablar con verdad y amor.
Sin embargo, saber esto, no es suficiente para animar a los pecadores  a buscar a Jesús. Debemos darles esperanza. No solo palabras de ánimo como “Tú puedes” ni tampoco solo reprimendas como “Eso no se hace”, sino palabras de esperanza cristianas.Y es por esto que debemos preguntarnos ¿Cuál es la esperanza cristiana para los pecadores sexuales? ¿Qué aliento les podemos brindar a homosexuales, lesbianas y adúlteros?


I.- LA ESPERANZA CRISTIANA ES PARA NOSOTROS
Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo,  o con los avaros,  o con los ladrones,  o con los idólatras;  pues en tal caso os sería necesario salir del mundo.                    (1 Corintios 5:9-10)

La visión abierta de la sexualidad humana no es exclusiva de nuestro mundo actual; así fue en el siglo I, y el evangelio creció en dicha cultura. La esperanza cristiana es para el siglo XXI tal como lo fue para el siglo I.

1.- La visión de nuestra sociedad
Muchas personas tratan de ignorar el mensaje cristiano. Para la sociedad actual, el discurso evangélico es simplemente retrógrado y no se ajusta a nuestros tiempos actuales. Muchos piensan: “El mensaje que tienes, sirvió hace 20 o 30 años, pero ahora se ha vuelto obsoleto”. Nos señalan que nuestra sociedad del siglo XXI tiene una visión mucho más amplia de la vida sexual y que nosotros los cristianos bíblicos, somos miopes frente a estos cambios.

2.- La visión de los evangélicos liberales
Sin embargo, nuestra sociedad actual no es la única que piensa de dicha forma. A ellos se han unido también los sectores liberales de las iglesias cristianas evangélicas.
Afirman creer en Cristo y en el Evangelio, que no están dispuestos a aceptar los mandatos de la Palabra de Dios. Estas personas señalan que el evangelio debe actualizarse y revisarse, descartando aquellas cosas que ofendan a las personas. Piensan que si no hacemos esto, jamás podremos alcanzarles.
Por ejemplo, el día miércoles 12 de Noviembre, la pastora Pentecostal, Juana Albornoz, señaló en una entrevista a radio ADN, su apoyo a los matrimonios homosexuales.
Los cristianos liberales y la sociedad en general nos dice: “¿Cómo puedes dejarte guiar por un libro que tiene 2.000 años? ¿Acaso no te das cuenta que las cosas han cambiado?” o “Pablo habló acerca de la homosexualidad porque desconocía los avances de la medicina y psicología de nuestro tiempo, que nos han revelado que la condición homosexual es algo inherente a las personas que viven así”.
Y es en este punto donde debemos comenzar, ¿es el mensaje bíblico para nuestros tiempos? ¿Tenemos en la Biblia algo que decirle a nuestra sociedad de hoy? ¡hay esperanza en la Biblia para el homosexual?

3.- El surgimiento del cristianismo
Lo primero que debemos recordar es que el cristianismo no surgió en tiempos de una alta moralidad. El evangelio no surgió en la Inglaterra Victoriana, en la que se encuentran los tres pastores mencionados. En ese tiempo las personas trataban de guardar una compostura en público que los mostrara como personas de una elevada moralidad.
Tampoco surgió en la sociedad occidental de los 50. El cristianismo surgió, creció y se expandió a una velocidad increíble, en medio del Imperio Romano del siglo I, el cual se caracterizaba, entre otras cosas por su “amplia visión sexual”. Esto es muy importante de recordar.
La ciudad de Corinto, a la cual Pablo escribió, tenía un gran templo a la diosa Afrodita. En este templo se mezclaba la adoración religiosa con el desenfreno sexual con las sacerdotisas de afrodita.
William Barclay, en su comentario al libro de Corintios señala lo siguiente: 
“Catorce de los quince primeros césares practicaban las relaciones homosexuales. Durante el tiempo que Nerón era el emperador, éste se había apoderado de un chico llamado Esporo, al que había castrado, y luego se había casado con él en una ceremonia completa de boda y le había conducido en procesión a su palacio para tenerle como «esposa». El mismo Nerón se había casado también con un tal Pitágoras, al que tenía por su «marido». Cuando eliminaron a Nerón y Otón ocupó su puesto, una de las primeras cosas que hizo fue tomar posesión de Esporo. Mucho más tarde, el nombre de Adriano estuvo involucrado con el del joven bitinio Antonous, con el que vivió inseparablemente y, cuando murió, le deificó y llenó el imperio de estatuas suyas e inmortalizó su pecado dándole su nombre a una estrella. Por lo que se refiere a este vicio, en los tiempos de la Iglesia Primitiva el mundo había perdido la vergüenza”.

La esperanza cristiana es para nosotros. El surgimiento del cristianismo se dio en una cultura que discrepaba profundamente en la concepción bíblica de la sexualidad. Desde un principio la fe cristiana fue contracultural. Es decir, iba en contra de la forma habitual que la mayoría de las personas de esa época pensaban respecto a la sexualidad humana. ¡Y a pesar de ello el evangelio creció! ¡Las personas estaban dispuestas a renunciar a sus breves deleites sexuales pecaminosos que les alejaban de Dios, para ganar algo mucho mejor!
Digo a pesar de ello, aunque en realidad deberíamos decir que, al menos en parte, debido a ello creció. El mundo actual y los liberales evangélicos nos piden que renunciemos la visión bíblica de la sexualidad porque esto ayudará a que nos pongamos a tono con nuestro siglo. Pero lo que es importante comprender que el cristianismo es una vía alternativa a las ideas de nuestro siglo.
Los cristianos que creemos en la Biblia, podemos llevar un mensaje de esperanza a nuestro mundo actual. El mismo evangelio que salvó a los pecadores sexuales del siglo I, puede salvar a los pecadores sexuales del siglo XXI.


II.- LA ESPERANZA CRISTIANA COMIENZA DÁNDONOS MALAS NOTICIAS

¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?  No erréis;  ni los fornicarios,  ni los idólatras,  ni los adúlteros,  ni los afeminados,  ni los que se echan con varones, ni los ladrones,  ni los avaros,  ni los borrachos,  ni los maldicientes,  ni los estafadores,  heredarán el reino de Dios.
(1 Corintios 6:9-10)

Ahora bien, la verdad del evangelio nos dice que el pecado nos aleja de Dios. En el texto bíblico citado anteriormente, Pablo utiliza la expresión ¿No sabéis? Es una expresión común que el apóstol utiliza en esta carta para hacer llamar nuestra atención frente a una verdad bíblica.

¿No sabéis que sois templo de Dios,  y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?                                                                                          (1 Corintios 3:16)
¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? (1 Corintios 5:6)
¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?  ¿Quitaré,  pues,  los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera?  De ningún modo.                                                                                                         (1 Corintios 6:15)
¿O no sabéis que el que se une con una ramera,  es un cuerpo con ella?  Porque dice: Los dos serán una sola carne. (1 Corintios 6:16)

El énfasis en estos versículos que hemos citado está en que nuestra vida no debe ser igual a la que una vez fue. Y en 1 Corintios 6:9 y 10, Pablo afirma algo duro y difícil de entender ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?
Aquellas personas que suavizan el mensaje cristiano, dicen que lo hacen por una buena causa: “poder llegar a nuestra época actual”, sin embargo, en ese deseo, están dispuestos a sacrificar la verdad.
Pero, imagine a una persona que se encuentra enferma. Empieza a sentir dolores en su estómago, y preocupada por su estado de salud, se dirige al doctor para que revise sus exámenes. ¿Que quiere que el médico le diga? Pues obviamente, ella desea buenas noticias, pero necesita la verdad.
La verdad del médico es dolorosa, pero su deber es hacer un diagnóstico certero de la condición física de sus pacientes a pesar de que muchas veces debe ser el portador de malas noticias.

Las buenas noticias del evangelio de Dios comienzan con las malas noticias del diagnóstico divino de nuestra condición humana.
La esperanza cristiana para el homosexual tiene que comenzar entregando el diagnóstico de Dios frente a nuestra condición humana. Seremos portadores de malas noticias, sin embargo, es un diagnóstico certero que tiene como objetivo dar esperanza
La esperanza para todos los que se encuentran quebrantados por una vida sexual fuera de la voluntad de Dios comienza anunciándoles con gracia y verdad el mensaje de Dios. Es duro, por ello tenemos que hacerlo con la gracia, pero no lo podemos modificar.


III.- LA ESPERANZA CRISTIANA SE BASA EN UN CAMBIO DE NUESTRA IDENTIDAD
Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados,  ya habéis sido santificados,  ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús,  y por el Espíritu de nuestro Dios. (1 Corintios 6:11)

Pero no sólo se trata de saber que el pecado sexual nos aleja de Dios. Este es sólo el diagnóstico. ¿Cuáles son las buenas noticias del evangelio? Que en Cristo, yo tengo una nueva identidad.
Es en este punto que Pablo nos pregunta ¿Quién soy yo? ¿Cómo me veo a mi mismo? Estas preguntas no son sólo para los que viven en la homosexualidad, a fin de cuentas todos nosotros pensamos en estas cosas.
Una simple búsqueda en la biblia nos mostrará que la frase “En Cristo”, era muy importante para los primeros cristianos.
A la iglesia de Dios que está en Corinto,  a los santificados en Cristo Jesús,  llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo,  Señor de ellos y nuestro.
Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros,  por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús;...Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús,  el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,  justificación,  santificación y redención; (1 Corintios 1:2, 4 y 30)

Lo que el evangelio tiene para cada uno de nosotros no es una "licencia para pecar", que se basa en "Dios me ama igual", sino una nueva identidad. Mi identidad no está basada en mis deseos sexuales ni en mi orientación, sino en quién soy delante de Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La Trinidad, transformando mi vida.

Para poder explicar esto, voy a citar algunas ideas que aparecen en el libro Compasión sin compromiso: como el evangelio nos libra para amar a nuestro amigo gay sin perder el evangelio.



a)    Deseos: Piensa acerca de la atracción sexual que tienes. Es algo innato, burbujea de nuestro cuerpo. No hay opción. Para la mayoría de las personas esta atracción es al sexo opuesto. Para los homosexuales es hacia personas del mismo sexo. Ellos no eligen sus deseos, simplemente están ahí. También las personas que tiene deseos hacia el mismo sexo no los eligen, sino que simplemente están en sus cuerpos.

b)    Orientación: La orientación es el espectro en el cual percibimos nuestros deseos sexuales. Mark Yarkhouse en su libro Homosexualidad y el cristiano, dice: 
     “Cuando las personas hablan acerca de la orientación homosexual, ellos básicamente están diciendo que la experiencia de atracción hacia el mismo sexo es lo suficientemente fuerte, lo suficientemente durable y persistente para que se sientan orientados hacia el mismo sexo”.
c)    Identidad sexual:La identidad sexual es subjetiva, una categoría cultural bastante moderna. Yarkhouse escribe: 
       “Si bien la conducta homosexual ha sido practica en otras culturas a través de la historia, somos la primera cultura en la cual las personas se refieren a sí mismos de esta manera. Nunca existió un lenguaje para ello, y nunca hubo una comunidad que apoyara esta clase de identificación o categoría. Solo hasta hace poco, no había ninguna forma de referirse a esto”.

d)    Conducta sexual: Es actuar en base a mis deseos. Es el paso final de una compleja mixtura entre deseos, orientación e identidad. Hacemos elecciones de nuestras conductas basados en quienes somos y en quienes deseamos ser. La conducta es la marca objetiva de quien es una persona. En un sentido muy real, yo soy lo que hago.

La esperanza cristiana se basa en ya no vernos como seres humanos sometidos a nuestros deseos, nuestros muy reales y constantes deseos. Si no en quien soy delante de Dios.
Wiliam Barclay, comenta respecto a nuestra identidad. 
“El Cristianismo es lo único que puede garantizar la pureza. La raíz de la inmoralidad sexual (de cualquier tipo) es una actitud falsa con las personas. A fin de cuentas es verlas como bestias. Declara que las pasiones y los instintos que se dan en las bestias deben consentirse sin la menor vergüenza, y a la otra persona hay que considerarla simplemente como un objeto para experimentar ese placer”.

Al hablar con una persona que lucha con una vida homosexual, con la pornografía, con la promiscuidad sexual, no podemos decirle: “Tus deseos no son reales”. El hecho que nosotros no tengamos esos deseos no significa que para la otra persona no son reales. Tampoco les podemos decir “¡Tus deseos se eliminarán si vienes a Cristo!”, porque, también los heterosexuales que somos cristianos, experimentamos fuertes deseos que nos alejan de la sexualidad que nos ha dado Dios y nos llevan a un sin fin de cosas que nos dañan.
Pero sí les podemos decir con toda certeza: “Tú no eres tus deseos, tú eres un ser hecho a la imagen  de Dios. Tienes un cuerpo, similar a los de los animales, pero no eres un animal. Tienes conciencia, cosa que ellos no tienen, que muchas veces te enjuicia cuando actúas de forma equivocada. Y también tienes una voluntad que te permite no obedecer todos los deseos que tengas”.

En el versículo 9 y 10 nos muestra que algunos de los miembros de la iglesia de Corinto tenían una conducta sexual tan arraigada, que estaban plenamente identificados así. Eran, en forma muy real, fornicarios y adúlteros; afeminados y sodomitas. Sin embargo, al llegar al verso 11, nos damos cuenta de la gran y profunda esperanza cristiana. Esto erais algunos.
En Cristo, esos antiguos moldes se rompen. Ron Citlau, quien es coautor del libro que ya citamos anteriormente, Compasión sin compromiso: como el evangelio nos libra para amar a nuestro amigo gay sin perder el evangelio, señala:
“Cuando vine a Jesús, mi sexualidad estaba desordenada. Tenía fuertes deseos heterosexuales y homosexuales, todos ellos muy exagerados. Si me tenía que colocar en una categoría, usaba el término bisexual. Tuve muchas experiencias sexuales, era adicto a la pornografía, y había quebrantado muchos límites de la sexualidad bíblica. Todo lo que recuerdo fue catástrofe. Esto fue hasta que Jesús me encontró.         Los cinco años siguientes, estuve inmerso en su comunión y en su vida. Y durante este tiempo, encontré transformación radical. Como alguien que ha seguido a Jesús por 17 años, que ha sido pastor por 10, y como alguien que ha visto a muchos hombres y mujeres ocupándose de su salvación tanto como su sexualidad quebrantada, yo sé que Jesús promete una transformación radical para los pecadores sexuales”. 
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El mensaje de esperanza que los cristianos debemos proclamar a todos los que se encuentran en el pecado, es actual para nuestro mundo. Y si bien este mensaje comienza con las malas noticias de que el pecado nos separa de Dios, termina dándonos un mensaje esperanzador: podemos tener una nueva identidad en Cristo.  Déjeme citar por última vez a Ron Citlau
El centro del evangelio no es la trasformación en una heterosexualidad saludable. Sino la total identificación con Cristo. Eso es lo que el evangelio puede hacer en la identidad de las personas.

En este sentido homosexuales y heterosexuales, somos iguales. Ambos tenemos una sexualidad caída y somos pecadores sexuales.  Pero Dios promete darme una identidad diferente. 
 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.                                       (2 Corintios 5:17)