miércoles, 24 de diciembre de 2014

¿QUE HACEMOS CON LA NAVIDAD? (2° parte)



¡Hoy es Navidad! Y cuando observamos el poder de penetración de esta festividad en diversas culturas, quedamos asombrados. En países Orientales, como Japón[1] se celebra esta festividad. El diario el Comercio señala que en China "Papá Noel es más conocido que Jesucristo”[2]. Y hasta en Turquía, un país mayoritariamente musulmán, esta festividad va ganando terreno[3].
Sin lugar a dudas esta festividad se está globalizando. Por ello, es bueno que como cristianos nos preguntemos ¿qué hacemos nosotros en este tipo de festividad? El objeto de hacernos esta pregunta se debe a que hay muchas opiniones dividas frente a ella.
En el blog anterior tratamos de establecer algunas influencias que esta fiesta ha tenido en su desarrollo histórico, y como ha llegado hasta nosotros. Allí señalamos que esta festividad tiene raíces en el paganismo, que luego pasó al cristianismo cerca del siglo IV y se consolidó en La Edad Media. En el siglo XIX, en pleno desarrollo de la Revolución Industrial, adquirió un carácter más comercial. Esta variedad de influencias le ha dado forma a la festividad que tenemos los 25 de diciembre de cada año.
Sin embargo, el revisar su origen y desarrollo no es suficiente para contestar ¿qué hacemos con ella? Nos ayuda, nos esclarece conocer su historia, pero necesitamos a la Palabra de Dios para saber cómo responder. Veamos en primer lugar dos posiciones opuestas y luego reflexionar en la Palabra de Dios.




I.- DOS POSICIONES OPUESTAS

1.- El cristiano debe abstenerse completamente de la navidad
Muchos cristianos en la actualidad son de la idea que debemos abstenernos absoluta y completamente de cualquier práctica en estos días de Navidad.
En el blog anterior señalábamos que Juan Calvino se oponía a esta festividad. En un mensaje dado el jueves 25 de Diciembre de 1551, señaló:
“Porque no hay un día superior a otro. No importa si recordamos la natividad de Nuestro Señor en un miércoles, jueves, u otro día. Pero cuando insistimos en establecer un servicio de adoración basado en nuestros caprichos, blasfemamos a Dios, y creamos un ídolo aunque lo hayamos hecho en el nombre de Dios”[4].

También Charles Spurgeon el famoso predicador que vivió en la época Victoriana dijo: 
"No somos supersticiosos en relación a las temporadas y los tiempos. Ciertamente no creemos el acuerdo eclesiástico llamado Navidad. En primer lugar porque no creemos en la misa en absoluto, es más la aborrecemos, ya sea cantada en latín o en Inglés; en segundo lugar, porque no encontramos garantías en las Escrituras para observar un día en específico como el cumpleaños del Salvador y por consecuencia su celebración es una superstición y no un mandato divino"[5].
Ambos líderes manifiestan su genuina preocupación por todo lo supersticioso que rodea la navidad. Creo que es algo que también a nosotros nos debe preocupar. No sólo por el hecho de que Santa Claus ha ocupado el lugar de Jesús, sino por la realidad de que muchas personas creen que el mero hecho de celebrar esta festividad, les hace de alguna manera mejores personas o más “cristianos”. Pero la celebración de esta festividad no nos hace más cristianos ni estar más cerca de Dios.



Por otro lado, Carlos Spurgeon tiene razón en llamar a esta festividad un “acuerdo eclesiástico”. La historia que revisamos en el blog anterior nos demuestra que los orígenes de la navidad no provienen del cristianismo histórico.
Pero ¿significa esto que los cristianos no deberíamos tener ningún tipo de participación en esta fiesta? A través de la historia ha habido creyentes que han estimado que esta es la única opción cristiana.
Es perfectamente legítimo mantener esta postura, siempre y cuando seamos consecuentes con ella, y haya coherencia entre nuestro discurso público y nuestro actuar privado.
Pero, si vamos a ser consecuentes con esta postura, entonces el 25 de diciembre deberíamos asistir a nuestros trabajos como cualquier otro día, no aceptar ninguna clase de regalos ni tampoco tener una cena especial. Conozco a hermanos en la fe que mantienen esta postura y que son consecuentes con ella.
Sin embargo, recuerdo a un joven quien me contó que en su iglesia el pastor habló bastante duro en contra de cualquier tipo de participación en esta festividad. Sin embargo, después de unos años este joven creyente se enteró que el pastor recibía y daba regalos de navidad y tenía una cena de navidad.

Pero, hay excesos que todos debemos evitar. No podemos imponer nuestra visión de qué hacer con la navidad a otros creyentes. Por ejemplo, grandes cristianos en Inglaterra y Escocia, conocidos como los puritanos, tenían una posición contraria a la práctica de esta festividad. En 1642, el parlamento Inglés, liderado por los puritanos, pidió a los ciudadanos no celebrar la Navidad en modo alguno, que no sea una respetuosa oración privada. Sin embargo, no todo el mundo estaba dispuesto a acatar esta ordenanza. Entonces en 1645, el Parlamento dio un paso adelante, declarando que sólo los domingos eran días santos. A menos de que Navidad cayera en domingo, la gente debía presentarse a trabajar. En consecuencia se originaron los "disturbios Navidad"[6]. A este triste período de la historia se le conoce como  “la Guerra de navidad”.



Dicha situación también ocurrió en Norteamérica. Por ejemplo el 11 de Mayo de 1659, la Corte General de Massachusetts señaló: 
“Se ordenó por este tribunal y la autoridad de la misma que el que observa (celebra) la Navidad…, ya sea en el trabajo, fiesta, o cualquier otra forma… deberá pagar por cada uno de esos delitos cinco chelines como una multa al condado”[7].
¿Fue esta decisión sabia? Creo que no, estas naciones siguen en la actualidad celebrando esta festividad y, lo más importante, el cristianismo no se puede imponer por medio de decretos ni leyes.

2.- El cristiano debe participar activamente en la navidad
En el otro extremo, tenemos a los creyentes que sostienen que tenemos que participar con total libertad y sin ningún reparo en la celebración de navidad. Ellos señalan que debido a que esta festividad recuerda el nacimiento de Jesús, debemos fomentarla y animar a otros a celebrarla.
Obviamente que una postura como esta no tienen ninguna base sólida. No es un deber cristiano el observar esta festividad e involucrarnos en ella. No podemos ignorar el origen y desarrollo de esta festividad y pensar que es cristiana.


II.- CUATRO PRINCIPIOS BÍBLICOS PARA TOMAR UNA DECISIÓN SABIA
Una vez que hemos señalado las dos posturas anteriores, es necesario que repasemos entonces a una respuesta que toma este asunto desde una perspectiva práctica.
Pablo, en el libro de Romanos capítulo 14 y parte del 15, nos habla de la importancia  de la libertad cristiana. Al leer este pasaje y teniendo en mente 1 Corintios 8 y 10, podemos sacar una serie de principios que podemos aplicar en decisiones tan complejas como la que estamos estudiando.
El apóstol le da a la iglesia principios para enfrentar las diferencias entre cristianos respecto a la comida que se había utilizado previamente en un culto idolátrico. Dicho de otra forma, el trasfondo y origen de esos alimentos era el paganismo.
El pastor John MaCarthur comenta acerca de este pasaje: 
“A causa de la idolatría y la inmoralidad asociadas con la práctica de sus antiguas religiones, ellos se sentían incapaces de comer carne o cualquier otro alimento que hubiera sido usado como una ofrenda a una deidad pagana”[8].
Él, por supuesto, no habla acerca de cristianos que participaban en un culto a dioses falsos, pues eso está terminantemente prohibido, sino de cristianos que comían carne que había sido previamente consagrada a dichas deidades.
La Navidad tuvo su origen en el paganismo y fue asimilada por la cultura occidental dándole tintes religiosos y comerciales. ¿Qué hacemos con esta “comida sacrificada a los dioses”?

1.- Nunca tendremos un acuerdo total sobre todos los temas prácticos de la vida cristiana
Filtro N° 1: ¿Soy consciente que mi posición no es sostenida por todos los cristianos?
Hay asuntos sobre la vida práctica cristiana en la que nunca podremos llegar a un total acuerdo. No estoy hablando de doctrinas esenciales o fundamentales. Todo aquel que ha confiado en Cristo sabe que la clase de fe que tiene es muy importante.
Cualquiera que se extravía,  y no persevera en la doctrina (didaché) de Cristo,  no tiene a Dios;  el que persevera en la doctrina de Cristo,  ése sí tiene al Padre y al Hijo.                                                                                          (2 Juan 9)

Como cristianos evangélicos, debemos perseverar y afirmar las doctrinas de la Trinidad, la suficiencia de las Escrituras, a Jesucristo como único y suficiente Salvador, y otras más. Estos son ejes no negociables de la fe cristiana. La doctrina o enseñanza es de Cristo y es de ella que debemos beber siempre.
Pero también debemos reconocer que en muchas otras áreas, tenemos diferencias. Como dice un conocido dicho "En lo fundamental, unidad; en lo secundario, libertad; pero en todo reine el amor".

Pablo dice: El que come,  para el Señor come,  porque da gracias a Dios;  y el que no come,  para el Señor no come,  y da gracias a Dios”.
                                                                                              (Romanos 14:6b)
Quizás para algunos de nosotros esto sea lamentablemente ¿Acaso no es posible que los creyentes tengamos un 100% de acuerdo en todos los temas prácticos? Por lo menos la Palabra de Dios nos muestra que eso no sucedió en el siglo I, y me parece claro que no sucede en la actualidad. Es importante que asumamos esta realidad en nuestras iglesias y en nuestra relación con otros creyentes.
Muchos cristianos que aman al Señor se abstienen completamente de cualquier práctica en Navidad. Otros ven en ella una oportunidad para hablar a sus compañeros de trabajo, vecinos y familiares acerca del evangelio de Jesús. Algunas iglesias preparan programas evangelisteros y aprovechan que la gente está más reflexiva para colocar en sus mentes el significado dela venida de Jesús.
Si asimilamos la idea de Pablo de que en temas prácticos nunca tendremos un acuerdo pleno, podremos evitar la crítica que va más allá de la Palabra de Dios. “¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno?” (4 a)



2.- Debemos tomar decisiones en base a nuestro convencimiento
Filtro N° 2: ¿Estoy actuando frente a este tema porque otros lo dicen o porque estoy convencido?
Pablo dice en Romanos 10:5b. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.
¿Es acaso la navidad un ejemplo práctico para ejercer la libertad cristiana? Personalmente estoy convencido de que así es. Si miramos detenidamente la enseñanza paulina, nos señala un tema en el que cristianos que aman al Señor llegan a ejercer esto en su vida práctica de manera diferente.
Este segundo criterio nos dice que nuestra mente es de suma importancia a la hora de tomar una decisión. La palabra que Pablo utiliza (nous) incluye pensamientos, sentimientos y voluntad[9].
¿Cómo es posible que con la misma Escritura lleguemos a posiciones diferentes de cómo actuar? Algunos de los creyentes de Roma veían en este tipo de comidas un peligro inmenso de contaminarse con prácticas paganas, otros veían una oportunidad de administrar sabiamente su dinero. Cada uno seguía un razonamiento lógico pero que priorizaba distintos elementos.
Sin embargo, lo que Pablo nos pide es que actuemos por convencimiento y no por presión ni por imposición. Por otro lado, debo tomar decisiones no por medio de meros sentimentalismos, sino luego después de haber reflexionado en las implicancias de la Navidad.
Antes de tomar una decisión respecto a qué haremos con esta fiesta, debemos analizar el tema de diversos ángulos, revisar los pros y contras, y luego actuar de acuerdo a nuestra convicción.
Personalmente estoy convencido que la festividad de la Navidad es de origen pagano. Pero también estoy convencido de que la celebración de los cumpleaños es una festividad pagana. Los primeros cristianos, como señalábamos en el blog anterior, no celebraban ni lo uno ni lo otro. El encender una vela el día de nuestro cumpleaños no tiene un origen cristiano. ¿Significa esto que no debemos celebrarlo? ¿O acaso cada vez que enciendo una vela estoy adorando a un demonio?


3.- Debemos tomar decisiones teniendo como prioridad el señorío de Cristo
Filtro N° 3: ¿Estoy reconociendo a Jesús como mi Señor en esta decisión que estoy tomando?
La libertad cristiana se debe ejercer teniendo como prioridad el señorío de Cristo. No se trata de decir: “Soy libre, puedo hacer lo que quiero”. O: “Me gusta la navidad, así que voy a hacer lo que yo quiero”.
Si prestamos atención a las expresiones de Pablo en Romanos 14, nos percataremos que el apóstol enfatiza a Jesús como nuestro Señor. “Para su propio Señor está en pie, o cae” (vs. 4). “El que hace caso del día lo hace para el Señor” (vs. 6). “Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí” (vs. 7). “Si vivimos, para el Señor vivimos” (vs. 8). “Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven” (vs. 9).
La vida cristiana es mucho más que una serie de reglas de “No hagas esto” o “No  mires tal cosa” (ver colosenses ). Hay mandatos expresos en las Escrituras y en ello debemos ser firmes, pero hay muchas cosas en la que no hay un no ni un si definitivo.
Si estás pensando qué hacer en esta navidad debes preguntarte ¿De qué manera reconozco a Cristo como el Señor de mi vida en esta decisión?


4.- Debemos recordar que un día daremos cuenta al Señor
Filtro N° 4: ¿Soy consciente del Tribunal de Cristo?
Finalmente, es importante que comprendamos que sea cual fuere la decisión que tomemos, un día tendremos que rendir cuenta de ella.
Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.
Porque escrito está:
Vivo yo,  dice el Señor,  que ante mí se doblará toda rodilla,
Y toda lengua confesará a Dios.
De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.
(Romanos 14:10-12)

La expresión “dar cuenta” implica que ante el Señor tendremos que explayarnos y dar razones de nuestras decisiones. El diccionario Strong comenta que la palabra “cuenta” (logos) lleva la idea de algo dicho, un tema, un razonamiento o motivo, y esto en el contexto de un tribunal. Todo lo anterior nos debe impulsar a tomar decisiones meditadas.

Seguramente alguien a esta altura puede pensar que la forma en que se desarrolló este tema no deja lineamientos claros de qué hacer. Y ese es exactamente el motivo de este blog. No podemos decir qué hacer, pero si podemos dejar principios bíblicos para que tomemos decisiones que permitan reflejar a Jesús como nuestro Señor.


CONCLUSIÓN

Estos principios que hemos dado, no tienen por objetivo justificar nuestro pecado, sino ayudarnos a tomar decisiones prácticas.

1.    La festividad que el día de hoy tenemos el 25 de Diciembre es una mezcla de ideas paganas, católicas y comerciales. Por lo que el cristiano no puede celebrar esta festividad como lo hace nuestro mundo el día de hoy. Debemos conocer su origen y desarrollo para así entender mejor en que se ha convertido en la actualidad.
2.    La Biblia no nos dice que adoptemos esta festividad. Si algún creyente prefiere abstenerse de participar en esta celebración, está en todo su derecho. Sin embargo, debe ser consciente que eso no le hace más espiritual ni gozar de una relación más profunda con el Señor.
3.    Por otra parte, la Biblia no prohíbe que como creyentes tomemos este día y lo usemos para glorifica a Dios. Si esa es nuestra decisión, debemos reflexionar bien sobre el tema de cómo hacerlo.

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