LO QUE DIOS PIENSA DE NUESTRA SOCIEDAD
Nuestro país está atravesando una crisis
que a todos nos ha sorprendido. Las conversaciones más comunes durante los
últimos 15 día han girado respecto a los problemas que estamos atravesando.
Todos opinamos, todos somos analistas políticos, todos tenemos algo que decir. Pero
una pregunta importante es ¿Qué piensa Dios de
nuestra sociedad?
Un pequeño libro profético del Antiguo Testamento
nos puede ser de mucha ayuda. Habacuc estaba viviendo la fe en medio del
sufrimiento y la adversidad. Este libro nos muestra a un hombre que vivía en un
pueblo judío que “de labios honraban a
Dios, pero sus corazones estaban muy lejos de Él” (Mar 7:6).
En el comienzo de este libro, Habacuc
dice: “La ley es debilitada, y el juicio
no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale
torcida la justicia”. (1: 4) ¿Acaso esto no describe bastante bien nuestra sociedad moderna?
Analicemos lo que piensa Dios de nuestra sociedad moderna:
1.- Dios condena el materialismo (Hab. 2:6-8)
¡Ay
del que multiplicó lo que no era suyo! ¿Hasta cuándo había de acumular sobre sí
prenda tras prenda?
¿Es que acaso querer multiplicar lo que
poseemos es malo? No, la Biblia
dice que el mandato de Dios para Adán y Eva fue: “Fructificad y multiplicaos” (Gn 1:22)
Pero en
este pasaje se nos habla acerca de tener como meta el dinero. La palabra acumular se puede traducir como amontonar, ampliar,
aumentar, colmar, crecer, dar demasiado, dominar, engrandecer.
¿Cuál es la relación que tengo con el
dinero? Tú puedes tener tus propias cosas, pero debes cuidar tu corazón de que
esas cosas no determinen tu felicidad, y muchos menos, que se transformen en tu
prioridad. No fuiste creado para las cosas, fuiste creado para estar en una
estrecha comunión con Dios.
2.- Dios condena las ganancias injustas (Hab. 2:9-11)
¡Ay del que
codicia injusta ganancia para su casa, para poner en alto su nido, para
escaparse del poder del mal! (vs. 9)
Los babilonios sólo pensaron en
engrandecer el imperio. Habían hecho una alianza con otra gran potencia mundial
de ese tiempo: Media. Entre ambas destruyeron a otra nación: Nínive (612 a.C.).
Ellos usaron su poder militar para subyugar a un enemigo.
Pero en el cristianismo “El fin no
justifica los medios”. No puedo surgir económicamente si eso implica hacer un
daño a otras personas.
Es bueno que nosotros queramos mejorar
nuestra situación, pero eso NO debe
ser la prioridad en nuestra vida ¿A qué costo? ¿Estás dispuestos a robar? ¿a
saquear? ¿Estás dispuesto a meterte en negocios ilícitos? Cada persona que
tiene en casa una pertenencia por la cual no pagó es culpable de “ganancia
injusta” delante de Dios.
3.- Dios condena la violencia (12-13)
¡Ay del
que edifica la ciudad con sangre, y del que funda una ciudad con iniquidad! (vs. 12)
Dios no
es indiferente ni condescendiente con los asesinatos y crímenes. El
derramamiento de sangre, el pasar a llevar a otros para establecer nuestros
propios deseos, no sólo es parte de la historia de la Biblia, es también de
nuestra nación y sigue siendo una realidad en el siglo XXI.
Y a
pesar de que ahora impera el mal, un día Dios lo cambiará. Dios está en control
de todo. Nada se ha salido de sus manos.
Conclusión
¿Qué piensa Dios de nuestra sociedad? En cada uno de esto versículos aparecen la expresión “Ay”.
El uso de ella nos muestra que el pecado, en todas sus manifestaciones, no
glorifica a Dios. Toda injusticia humana, quienquiera que la cometa, es
conocida por Dios, registrada por Dios y un día será ajusticiada por Dios (Ap.
20:12).
Por eso, ¿Cómo respondemos los cristianos en una sociedad injusta? La respuesta que Dios le da al profeta es uno de
los versos más conocidos en el Nuevo Testamento:
He aquí que aquel cuya alma no es
recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá. (Hab 2:4)
De esto podemos decir dos cosas:
1)
Dios no quiere que los creyentes respondan como lo hacen los
incrédulos.
¿Notaste el contraste? “He
aquí que aquel cuya alma no es recta… pero el justo” ¡No
podemos hacer lo mismo que los demás!
2)
Dios quiere que vivas colocando toda tu confianza en Él. Siglos más tarde Pablo tomará este
versículo para explicar que el cristiano es salvo solamente por la fe puesta en
Jesucristo, sin ningún mérito. Pero en este pasaje Dios nos dice: “Vive (actúa,
habla y piensa) poniendo tu fe en mí”. ¿Está tu fe puesta en este sistema, en
este gobierno, en un posible gobierno futuro o está puesta en el único Dios
inmanente y trascendente?
Por este
motivo vino el Señor Jesucristo a la tierra, para que a pesar de vivir en una
sociedad injusta como Babilonia o Chile, tengamos una mirada que trasciende la
contingencia y se eleva para ver todo el bosque y no meros árboles. Él murió
por cada acto violento que has tenido con otros, por cada robo que has cometido
y por cada abuso de poder, para que ahora vivas de una manera diferente.
Por tanto, nosotros también, teniendo en
derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del
pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por
delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el
cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el
oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Heb 12:1-2)
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