jueves, 19 de junio de 2014

Una vida más profunda: Aprendamos de la vida de Daniel B. Wallace


Encontrar una iglesia evangélica equilibrada no es una tarea fácil. Nuestras mayores virtudes se pueden transformar en nuestras mayores debilidades.
Hay algunas iglesias que sobre enfatizan  los dones del Espíritu Santo y viven de emociones. Los cristianos que asisten a estas congregaciones son enseñados para vivir siempre detrás de sentimientos y el culto a Dios se mide en términos de "cuanto me emocioné". De esta forma, los cristianos no crecen en la Palabra de Dios y el alimento espiritual es escaso.
El otro extremo son aquellas iglesias que se han transformado en centros de estudios. La calidad de la vida espiritual se determina por el dominio de las doctrinas bíblicas y conceptos teológicos. Pero todos sabemos que el mayor conocimiento no implica que el fruto del Espíritu de Dios se manifieste en nuestras vidas.

¿Qué falta en ambos casos? El equilibrio. Pablo se refiere a la Biblia como "la espada del Espíritu" (Efesios 6:17), por lo que cada vez que realizamos una dicotomía entre la Palabra y el Espíritu Santo, estamos fallando al plan divino. ¿Estamos dejando que el Espíritu Santo aplique la Palabra de Dios en una forma eficaz en nuestras vidas?


Es por esto que creo que el testimonio de Daniel B. Wallace puede ayudarnos a ver la necesidad de que la Palabra y el Espíritu Santo tengan un lugar preponderante en nuestras iglesias.
Este hermano es uno de los  eruditos más destacados en el idioma griego, quién realizó sus estudios doctorales en el conocido Seminario Teológico de Dallas. El cuenta en el libro (que no está en español) ¿Quién se avergüenza del Espíritu Santo? acerca de su vida espiritual.
La primera etapa corresponde a su vida de infancia en la que a la edad de 4 años "abrió su corazón  a Cristo" a la edad de 4 años. Sin embargo, cuando entró a la adolescencia, se estaba lentamente enfriando y alejando de lo que alguna vez creyó.
Él cuenta que su vida espiritual se revitalizó tremendamente cuando empezó a asistir a una iglesia carismática: "podía orar por horas diariamente", sin embargo, esto no permaneció por mucho tiempo así.
"Vi los abusos, y me percaté que muchas cosas no se ajustaban a las Escrituras". 
Esto lo llevó a cambiarse a una iglesia neocarismática de la Capilla Calvario, de donde finalmente, también salió. Después de un tiempo, su vida espiritual dio un vuelco:
"Luego de que dejé el movimiento carismático, me tomó un tiempo en reemplazar mi pasión por Jesucristo por una pasión por la Biblia... mi entendimiento de la Escrituras se incrementó, pero mi caminar con Dios empezó a disminuir".
¿Qué sucedió en este caso y en el de muchos de nosotros? El equilibrio entre el Espíritu de Dios y la Palabra de Dios. Si descuidamos la estrecha relación entre la Tercera Persona de la Trinidad y la Palabra de Dios, nuestra vida espiritual sufrirá las consecuencias.
Él comenta cómo Dios, en su soberanía, alrededor del año 1992, usó el cáncer en su hijo pequeño para mostrarle la insuficiencia del conocimiento bíblico para la vida espiritual. A su hijo le detectaron un raro cáncer que lo llevaría a la muerte. Fue un  tiempo de "desierto" para este gran erudito y su esposa.
Él relata esto diciendo: "A través  de esta experiencia encontré que la Biblia no era adecuada (¡parece casi una herejía lo que dice!). Necesitaba a Dios en una forma personal - no como mi objeto de estudio, sino como mi amigo, guía, consolador. Necesitaba un experiencia existencial con el Santo... Me di cuenta que había despersonalizado a Dios y que no sabía como relacionarme con Él. Busqué a Dios, pero lo único que encontré fue la sofocación del Espíritu en mi tradición evangélica y en mi propio corazón."
El Señor en su misericordia permitió que este niño fuese sanado y se convirtiera en un joven, pero dejándole un gran lección a este creyente.
¿Cómo puede ser edificada tu iglesia? Con la Palabra y el Espíritu. Nosotros debemos trabajar con todas nuestras fuerzas "pero si Jehová no edificare la casa en vano trabajan los que la edifican" (Salmo 127:1).
¿Como podemos tener una vida más profunda? Cuando Dios, por medio de su Espíritu Santo va haciendo lo que el texto bíblico dice una realidad en nuestras vidas.
No despersonalicemos a Dios. No apaguemos al Espíritu de Dios (1 Tesalonicenses 5:19). Él nos dio la Biblia como un medio para llegar a Él, pero sino llegó a Él, entonces la Palabra no ha cumplido el propósito divino en mí.
Oremos para que el Espíritu ocupe la Palabra en forma poderosa en nosotros, de tal forma que nuestra relación con Él sea viva y tonificante, y nos ayude a sortear toda prueba y tentación y también nos dé denuedo para hablar a otros de su Nombre.
Que el Señor nos permita profundizar nuestra relación con Él.


1 comentario:

  1. Excelente ejemplo, de seguro muchos cristianos hemos tenido éste cuestionamiento. Con mi esposa llegamos a la misma reflexión después de varios años como cristianos. En esto claramente es relevante comenzar a practicar lo que se aprende y que lamentablemente muchas veces queda en "mucho conocimiento y poca aplicación en la vida personal".

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