lunes, 13 de octubre de 2014

UNA VISIÓN BÍBLICA DE NUESTRA SEXUALIDAD:
El diseño original de Dios



Examíname,  oh Dios,  y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos;Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno                         (Salmo 139:23, 24)

Para ninguna persona es novedad que nuestro mundo actual ha sufrido grandes cambios de todo tipo. Mucho de estos cambios han sido notablemente beneficiosos, como la tecnología por ejemplo, sin embargo, otros no lo han sido. Esto es particularmente cierto respecto a la visión de nuestro mundo actual de la sexualidad humana.
Si hay un área en la que los cristianos sentimos toda la fuerza de nuestra  naturaleza caída, la tentación que proviene del enemigo de nuestras almas y la presión de nuestro mundo actual, es en el área sexual. 
Nuestra sociedad, pone presión sobre nosotros y trata que nos amoldemos a sus propuestas, sus políticas y sus demandas, y cuando rehusamos hacerlo, nos espetan: ¡intolerantes! El pastor John Piper, describe en su libro “el pacto matrimonial” la sociedad en la cual nos encontramos. Él dice: 
“El ídolo principal (de nuestra sociedad moderna) es el ego; su doctrina principal es la autonomía; su acto central de adoración es el entretenimiento; sus tres altares principales son la televisión, Internet y el cine; y su genuflexión más sagrada son las relaciones sexuales desinhibidas”                            (p. 3)
 Pero la primera fidelidad del cristiano es ante Dios y su Palabra. Si sabemos lo que Él nos demanda y lo tomamos en serio para nuestras vidas, estaremos mucho más tranquilos, pues es mejor obedecer a Dios antes que a los hombres. 
Es por eso que queremos que Dios pueda examinar nuestra visión de la sexualidad y pueda corregir en nosotros todo lo que el pecado ha distorsionado. Veamos cuatro principios. 

En primer lugar,  Dios diseñó al hombre y la mujer en igualdad . La Biblia nos dice:
Y creó Dios al hombre a su imagen,  a imagen de Dios lo creó;  varón y hembra los creó.                      (Génesis 1:27)
Ambos fueron creados por Dios. La palabra "Hombre" en el contexto significa “ser humano”, por lo cual ambos poseen la imagen de Dios.
El diseño original de Dios no contempla la "guerra de los sexos". Dios no es machista, tampoco feminista. Su plan es la igualdad de dignidad pero con claras diferencias físicas y psicológicas.

En segundo lugar Dios diseñó la unión entre un hombre y una mujer para evitar la soledad. Hay gente que piensa que el matrimonio es un sistema de opresión sobre la mujer, para trata de dominarla, sin embargo, la Biblia nos lleva a una dirección totalmente distinta.
Y dijo Jehová Dios:  No es bueno que el hombre esté solo;  le haré ayuda idónea para él.                                              (Génesis 2:18)
La palabra que se traduce como "solo", puede traducirse como separación o una rama de un árbol que está lejos de él. El objetivo de Dios de crear los dos sexos fue una ayuda y colaboración mutua. El trabajo que poseía Adán y la compañía que tenía con los animales creados, no podía suplir la necesidad de un igual-diferente como era Eva.

Si bien el estar en una relación estable con alguien del sexo opuesto no es una obligación, si es parte del plan de Dios.  

En tercer lugar, la idea del matrimonio fue de Dios, no del hombre. Fue Dios mismo el autor del plan para el hombre y la mujer .
Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre,  hizo una mujer,  y la trajo al hombre (Gn 2:22)

Dios había dicho que todo lo que creó era bueno, sin embargo, cuando le da a Adán una mujer, es lo mejor. La ayuda idónea no es un ayuda en una relación vertical. No es una ayuda superior ni subordinada. 
La mujer no está por sobre el hombre (feminismo) pero tampoco está bajo él (machismo). Es diferente a él pero es el complemento para él.
¿Quién suplió la necesidad de Adán? ¿Él mismo Adán? ¡¡NO!! Fue Dios. Muchas veces nosotros podemos reconocer una necesidad nuestra y tratamos de “arreglar” el problema por nuestras fuerzas, sin embargo, cuando actuamos así, lo echamos a perder más. Dios sabe la necesidades nuestras y  sabe lo que es mejor para nosotros.
Dios no le dio a Adán una mujer para saciar sus deseos sino para suplir sus carencias. No es un objeto sino un complemento, no está a nuestro servicio sino que ambos estamos al servicio de Dios.


En cuarto lugar, Dios diseñó al hombre y la mujer con un plan definido en mente.

Por tanto,  dejará el hombre a su padre y a su madre,  y se unirá a su mujer,  y serán una sola carne.                    (Génesis 2:24)

¿Cuál es el plan  que encontramos en Génesis? Una unión entre un hombre y una mujer que cumple con las siguientes características.
  1.          Hay una separación de la dependencia de los padres. Cuando un hombre se une a su mujer, su primer compromiso es ella. No es que los padres no importan, pero se ha formado una nueva familia, por lo que se necesitan nuevas prioridades. Los padres deben seguir siendo respetados y cuidados, pero nuestra prioridad debe ser nuestro cónyuge. 
  2.      Es entre un hombre y una mujer. Es una pareja heterosexual. Los defensores de distintos tipos de uniones de parejas pueden hacerlo en base a sus argumentos filosóficos y sociales, pero no pueden hacerlo en forma honesta por medio de la Palabra de Dios. El principal texto para explicar que las uniones homosexuales no están en el plan de Dios, se encuentra aquí. 
  3.          Sólo un hombre y una mujer. Son dos, no tres ni cuatro. Nos apunta a la fidelidad. Hoy en día en el cual el tema de la promiscuidad está en boga, los cristianos tenemos que comprender que la fidelidad es su plan.



Es por esto que el pastor alemán, Dietrich Bonhoeffer, escribió en su libro El costo del discipulado: “Aun nuestros cuerpos pertenecen a Cristo, porque son miembros de su Cuerpo”. Por lo cual, si queremos ser verdaderos discípulos de Jesús, no veremos nuestra sexualidad como un mero apéndice de nuestra relación con Dios. ¡Por el contrario! 
Ser discípulo de Cristo, consiste también en lo que pensamos y hacemos con nuestra vida sexual. Debemos orar al Señor y decirle: “Padre, toma mi sexualidad y glorifícate en ella. Que pueda honrarte por medio de mi expresión sexual.”
Que el Señor permita que sea su plan el que moldee nuestra visión de nuestra sexualidad y no la influencia de nuestro mundo pos moderno que cambia sus valores en forma continua. 




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