jueves, 13 de noviembre de 2014

¿CUÁL ES LA ESPERANZA CRISTIANA PARA EL HOMOSEXUAL?



A mediados del 2013 el debate por el matrimonio homosexual se hizo más intenso en Inglaterra. David Cameron, el Primer Ministro de dicho país, les solicitó a todos los actores sociales poder hacer esfuerzos para legislar acerca de las uniones homosexuales.
Por otra parte, en ese mismo año, las iglesias evangélicas en el Reino Unido comenzaron un proceso de división entre “liberales” y “conservadores”. Por ejemplo, la iglesia de Escocia aprobó con 340 votos a favor y 248 en contra, el poder contar con ministros de tendencia homosexual que estén en unión civil con personas del mismo sexo[1].
Fue en este contexto que tres pastores, Sean Doherty, Sam Allberry y Ed Shaw decidieron “salir del clóset” y dar a conocer a sus iglesias y a la sociedad inglesa en general, la atracción homosexual que sienten. Pero, lo llamativo es que estos hombres manifestaron que sus sentimientos de atracción hacia otros hombres no justifican las relaciones homosexuales ni niegan la verdad bíblica del matrimonio como unión entre hombre y mujer[2].
Sam Alberry señala que cuando llegó a la adolescencia, percibió la tensión entre sus sentimientos homosexuales y su nueva fe cristiana
“Me sentía realmente muy sucio y por esto, otros cristianos querían mantenerse a distancia.” Fue después de oír una predicación liberadora que las cosas empezaron a cambiar. El pastor dijo: “Todos nosotros somos pecadores sexuales. Hay algunos que experimentaran deseos homosexuales que no quieren. Si eres tú, no estás solo.” Ese fue el punto de inflexión en mi vida.’[3]
Este hombre es coautor del libro ¿Es Dios anti gay?, en el que afirma que la Biblia es clara como un cristal respecto a la vida sexual, pero esto no significa que Dios sea homofóbico.



Durante las últimas semanas hemos estado estudiando acerca de la perspectiva bíblica de nuestra sexualidad. Nuestro objetivo es entender los cambios sociales de nuestro país y saber lo que como hijos de Dios debemos reflejar.
El Señor Jesús estuvo con personas quebrantadas por el pecado sexual, y les entregó el mensaje del evangelio que consiste en la gracia de Dios y la verdad de Dios. Y nosotros, como cristianos debemos hablar con verdad y amor.
Sin embargo, saber esto, no es suficiente para animar a los pecadores  a buscar a Jesús. Debemos darles esperanza. No solo palabras de ánimo como “Tú puedes” ni tampoco solo reprimendas como “Eso no se hace”, sino palabras de esperanza cristianas.Y es por esto que debemos preguntarnos ¿Cuál es la esperanza cristiana para los pecadores sexuales? ¿Qué aliento les podemos brindar a homosexuales, lesbianas y adúlteros?


I.- LA ESPERANZA CRISTIANA ES PARA NOSOTROS
Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo,  o con los avaros,  o con los ladrones,  o con los idólatras;  pues en tal caso os sería necesario salir del mundo.                    (1 Corintios 5:9-10)

La visión abierta de la sexualidad humana no es exclusiva de nuestro mundo actual; así fue en el siglo I, y el evangelio creció en dicha cultura. La esperanza cristiana es para el siglo XXI tal como lo fue para el siglo I.

1.- La visión de nuestra sociedad
Muchas personas tratan de ignorar el mensaje cristiano. Para la sociedad actual, el discurso evangélico es simplemente retrógrado y no se ajusta a nuestros tiempos actuales. Muchos piensan: “El mensaje que tienes, sirvió hace 20 o 30 años, pero ahora se ha vuelto obsoleto”. Nos señalan que nuestra sociedad del siglo XXI tiene una visión mucho más amplia de la vida sexual y que nosotros los cristianos bíblicos, somos miopes frente a estos cambios.

2.- La visión de los evangélicos liberales
Sin embargo, nuestra sociedad actual no es la única que piensa de dicha forma. A ellos se han unido también los sectores liberales de las iglesias cristianas evangélicas.
Afirman creer en Cristo y en el Evangelio, que no están dispuestos a aceptar los mandatos de la Palabra de Dios. Estas personas señalan que el evangelio debe actualizarse y revisarse, descartando aquellas cosas que ofendan a las personas. Piensan que si no hacemos esto, jamás podremos alcanzarles.
Por ejemplo, el día miércoles 12 de Noviembre, la pastora Pentecostal, Juana Albornoz, señaló en una entrevista a radio ADN, su apoyo a los matrimonios homosexuales.
Los cristianos liberales y la sociedad en general nos dice: “¿Cómo puedes dejarte guiar por un libro que tiene 2.000 años? ¿Acaso no te das cuenta que las cosas han cambiado?” o “Pablo habló acerca de la homosexualidad porque desconocía los avances de la medicina y psicología de nuestro tiempo, que nos han revelado que la condición homosexual es algo inherente a las personas que viven así”.
Y es en este punto donde debemos comenzar, ¿es el mensaje bíblico para nuestros tiempos? ¿Tenemos en la Biblia algo que decirle a nuestra sociedad de hoy? ¡hay esperanza en la Biblia para el homosexual?

3.- El surgimiento del cristianismo
Lo primero que debemos recordar es que el cristianismo no surgió en tiempos de una alta moralidad. El evangelio no surgió en la Inglaterra Victoriana, en la que se encuentran los tres pastores mencionados. En ese tiempo las personas trataban de guardar una compostura en público que los mostrara como personas de una elevada moralidad.
Tampoco surgió en la sociedad occidental de los 50. El cristianismo surgió, creció y se expandió a una velocidad increíble, en medio del Imperio Romano del siglo I, el cual se caracterizaba, entre otras cosas por su “amplia visión sexual”. Esto es muy importante de recordar.
La ciudad de Corinto, a la cual Pablo escribió, tenía un gran templo a la diosa Afrodita. En este templo se mezclaba la adoración religiosa con el desenfreno sexual con las sacerdotisas de afrodita.
William Barclay, en su comentario al libro de Corintios señala lo siguiente: 
“Catorce de los quince primeros césares practicaban las relaciones homosexuales. Durante el tiempo que Nerón era el emperador, éste se había apoderado de un chico llamado Esporo, al que había castrado, y luego se había casado con él en una ceremonia completa de boda y le había conducido en procesión a su palacio para tenerle como «esposa». El mismo Nerón se había casado también con un tal Pitágoras, al que tenía por su «marido». Cuando eliminaron a Nerón y Otón ocupó su puesto, una de las primeras cosas que hizo fue tomar posesión de Esporo. Mucho más tarde, el nombre de Adriano estuvo involucrado con el del joven bitinio Antonous, con el que vivió inseparablemente y, cuando murió, le deificó y llenó el imperio de estatuas suyas e inmortalizó su pecado dándole su nombre a una estrella. Por lo que se refiere a este vicio, en los tiempos de la Iglesia Primitiva el mundo había perdido la vergüenza”.

La esperanza cristiana es para nosotros. El surgimiento del cristianismo se dio en una cultura que discrepaba profundamente en la concepción bíblica de la sexualidad. Desde un principio la fe cristiana fue contracultural. Es decir, iba en contra de la forma habitual que la mayoría de las personas de esa época pensaban respecto a la sexualidad humana. ¡Y a pesar de ello el evangelio creció! ¡Las personas estaban dispuestas a renunciar a sus breves deleites sexuales pecaminosos que les alejaban de Dios, para ganar algo mucho mejor!
Digo a pesar de ello, aunque en realidad deberíamos decir que, al menos en parte, debido a ello creció. El mundo actual y los liberales evangélicos nos piden que renunciemos la visión bíblica de la sexualidad porque esto ayudará a que nos pongamos a tono con nuestro siglo. Pero lo que es importante comprender que el cristianismo es una vía alternativa a las ideas de nuestro siglo.
Los cristianos que creemos en la Biblia, podemos llevar un mensaje de esperanza a nuestro mundo actual. El mismo evangelio que salvó a los pecadores sexuales del siglo I, puede salvar a los pecadores sexuales del siglo XXI.


II.- LA ESPERANZA CRISTIANA COMIENZA DÁNDONOS MALAS NOTICIAS

¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?  No erréis;  ni los fornicarios,  ni los idólatras,  ni los adúlteros,  ni los afeminados,  ni los que se echan con varones, ni los ladrones,  ni los avaros,  ni los borrachos,  ni los maldicientes,  ni los estafadores,  heredarán el reino de Dios.
(1 Corintios 6:9-10)

Ahora bien, la verdad del evangelio nos dice que el pecado nos aleja de Dios. En el texto bíblico citado anteriormente, Pablo utiliza la expresión ¿No sabéis? Es una expresión común que el apóstol utiliza en esta carta para hacer llamar nuestra atención frente a una verdad bíblica.

¿No sabéis que sois templo de Dios,  y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?                                                                                          (1 Corintios 3:16)
¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? (1 Corintios 5:6)
¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?  ¿Quitaré,  pues,  los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera?  De ningún modo.                                                                                                         (1 Corintios 6:15)
¿O no sabéis que el que se une con una ramera,  es un cuerpo con ella?  Porque dice: Los dos serán una sola carne. (1 Corintios 6:16)

El énfasis en estos versículos que hemos citado está en que nuestra vida no debe ser igual a la que una vez fue. Y en 1 Corintios 6:9 y 10, Pablo afirma algo duro y difícil de entender ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?
Aquellas personas que suavizan el mensaje cristiano, dicen que lo hacen por una buena causa: “poder llegar a nuestra época actual”, sin embargo, en ese deseo, están dispuestos a sacrificar la verdad.
Pero, imagine a una persona que se encuentra enferma. Empieza a sentir dolores en su estómago, y preocupada por su estado de salud, se dirige al doctor para que revise sus exámenes. ¿Que quiere que el médico le diga? Pues obviamente, ella desea buenas noticias, pero necesita la verdad.
La verdad del médico es dolorosa, pero su deber es hacer un diagnóstico certero de la condición física de sus pacientes a pesar de que muchas veces debe ser el portador de malas noticias.

Las buenas noticias del evangelio de Dios comienzan con las malas noticias del diagnóstico divino de nuestra condición humana.
La esperanza cristiana para el homosexual tiene que comenzar entregando el diagnóstico de Dios frente a nuestra condición humana. Seremos portadores de malas noticias, sin embargo, es un diagnóstico certero que tiene como objetivo dar esperanza
La esperanza para todos los que se encuentran quebrantados por una vida sexual fuera de la voluntad de Dios comienza anunciándoles con gracia y verdad el mensaje de Dios. Es duro, por ello tenemos que hacerlo con la gracia, pero no lo podemos modificar.


III.- LA ESPERANZA CRISTIANA SE BASA EN UN CAMBIO DE NUESTRA IDENTIDAD
Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados,  ya habéis sido santificados,  ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús,  y por el Espíritu de nuestro Dios. (1 Corintios 6:11)

Pero no sólo se trata de saber que el pecado sexual nos aleja de Dios. Este es sólo el diagnóstico. ¿Cuáles son las buenas noticias del evangelio? Que en Cristo, yo tengo una nueva identidad.
Es en este punto que Pablo nos pregunta ¿Quién soy yo? ¿Cómo me veo a mi mismo? Estas preguntas no son sólo para los que viven en la homosexualidad, a fin de cuentas todos nosotros pensamos en estas cosas.
Una simple búsqueda en la biblia nos mostrará que la frase “En Cristo”, era muy importante para los primeros cristianos.
A la iglesia de Dios que está en Corinto,  a los santificados en Cristo Jesús,  llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo,  Señor de ellos y nuestro.
Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros,  por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús;...Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús,  el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,  justificación,  santificación y redención; (1 Corintios 1:2, 4 y 30)

Lo que el evangelio tiene para cada uno de nosotros no es una "licencia para pecar", que se basa en "Dios me ama igual", sino una nueva identidad. Mi identidad no está basada en mis deseos sexuales ni en mi orientación, sino en quién soy delante de Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La Trinidad, transformando mi vida.

Para poder explicar esto, voy a citar algunas ideas que aparecen en el libro Compasión sin compromiso: como el evangelio nos libra para amar a nuestro amigo gay sin perder el evangelio.



a)    Deseos: Piensa acerca de la atracción sexual que tienes. Es algo innato, burbujea de nuestro cuerpo. No hay opción. Para la mayoría de las personas esta atracción es al sexo opuesto. Para los homosexuales es hacia personas del mismo sexo. Ellos no eligen sus deseos, simplemente están ahí. También las personas que tiene deseos hacia el mismo sexo no los eligen, sino que simplemente están en sus cuerpos.

b)    Orientación: La orientación es el espectro en el cual percibimos nuestros deseos sexuales. Mark Yarkhouse en su libro Homosexualidad y el cristiano, dice: 
     “Cuando las personas hablan acerca de la orientación homosexual, ellos básicamente están diciendo que la experiencia de atracción hacia el mismo sexo es lo suficientemente fuerte, lo suficientemente durable y persistente para que se sientan orientados hacia el mismo sexo”.
c)    Identidad sexual:La identidad sexual es subjetiva, una categoría cultural bastante moderna. Yarkhouse escribe: 
       “Si bien la conducta homosexual ha sido practica en otras culturas a través de la historia, somos la primera cultura en la cual las personas se refieren a sí mismos de esta manera. Nunca existió un lenguaje para ello, y nunca hubo una comunidad que apoyara esta clase de identificación o categoría. Solo hasta hace poco, no había ninguna forma de referirse a esto”.

d)    Conducta sexual: Es actuar en base a mis deseos. Es el paso final de una compleja mixtura entre deseos, orientación e identidad. Hacemos elecciones de nuestras conductas basados en quienes somos y en quienes deseamos ser. La conducta es la marca objetiva de quien es una persona. En un sentido muy real, yo soy lo que hago.

La esperanza cristiana se basa en ya no vernos como seres humanos sometidos a nuestros deseos, nuestros muy reales y constantes deseos. Si no en quien soy delante de Dios.
Wiliam Barclay, comenta respecto a nuestra identidad. 
“El Cristianismo es lo único que puede garantizar la pureza. La raíz de la inmoralidad sexual (de cualquier tipo) es una actitud falsa con las personas. A fin de cuentas es verlas como bestias. Declara que las pasiones y los instintos que se dan en las bestias deben consentirse sin la menor vergüenza, y a la otra persona hay que considerarla simplemente como un objeto para experimentar ese placer”.

Al hablar con una persona que lucha con una vida homosexual, con la pornografía, con la promiscuidad sexual, no podemos decirle: “Tus deseos no son reales”. El hecho que nosotros no tengamos esos deseos no significa que para la otra persona no son reales. Tampoco les podemos decir “¡Tus deseos se eliminarán si vienes a Cristo!”, porque, también los heterosexuales que somos cristianos, experimentamos fuertes deseos que nos alejan de la sexualidad que nos ha dado Dios y nos llevan a un sin fin de cosas que nos dañan.
Pero sí les podemos decir con toda certeza: “Tú no eres tus deseos, tú eres un ser hecho a la imagen  de Dios. Tienes un cuerpo, similar a los de los animales, pero no eres un animal. Tienes conciencia, cosa que ellos no tienen, que muchas veces te enjuicia cuando actúas de forma equivocada. Y también tienes una voluntad que te permite no obedecer todos los deseos que tengas”.

En el versículo 9 y 10 nos muestra que algunos de los miembros de la iglesia de Corinto tenían una conducta sexual tan arraigada, que estaban plenamente identificados así. Eran, en forma muy real, fornicarios y adúlteros; afeminados y sodomitas. Sin embargo, al llegar al verso 11, nos damos cuenta de la gran y profunda esperanza cristiana. Esto erais algunos.
En Cristo, esos antiguos moldes se rompen. Ron Citlau, quien es coautor del libro que ya citamos anteriormente, Compasión sin compromiso: como el evangelio nos libra para amar a nuestro amigo gay sin perder el evangelio, señala:
“Cuando vine a Jesús, mi sexualidad estaba desordenada. Tenía fuertes deseos heterosexuales y homosexuales, todos ellos muy exagerados. Si me tenía que colocar en una categoría, usaba el término bisexual. Tuve muchas experiencias sexuales, era adicto a la pornografía, y había quebrantado muchos límites de la sexualidad bíblica. Todo lo que recuerdo fue catástrofe. Esto fue hasta que Jesús me encontró.         Los cinco años siguientes, estuve inmerso en su comunión y en su vida. Y durante este tiempo, encontré transformación radical. Como alguien que ha seguido a Jesús por 17 años, que ha sido pastor por 10, y como alguien que ha visto a muchos hombres y mujeres ocupándose de su salvación tanto como su sexualidad quebrantada, yo sé que Jesús promete una transformación radical para los pecadores sexuales”. 
http://www.amazon.com/Compassion-Without-Compromise-Gospel-Friends/dp/0764212400
El mensaje de esperanza que los cristianos debemos proclamar a todos los que se encuentran en el pecado, es actual para nuestro mundo. Y si bien este mensaje comienza con las malas noticias de que el pecado nos separa de Dios, termina dándonos un mensaje esperanzador: podemos tener una nueva identidad en Cristo.  Déjeme citar por última vez a Ron Citlau
El centro del evangelio no es la trasformación en una heterosexualidad saludable. Sino la total identificación con Cristo. Eso es lo que el evangelio puede hacer en la identidad de las personas.

En este sentido homosexuales y heterosexuales, somos iguales. Ambos tenemos una sexualidad caída y somos pecadores sexuales.  Pero Dios promete darme una identidad diferente. 
 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.                                       (2 Corintios 5:17)





¿POR QUÉ DIOS PERMITE EL MAL? (1° parte)



El 11 de Noviembre de 1983, Sebastián Acevedo Becerra, un obrero de Coronel, Concepción; se quemó a lo bonzo en las afueras de la catedral de Concepción, debido a que dos días antes sus hijos Galo y Candelaria habían sido detenidos por civiles armados de la CNI.
Al no tener respuesta del paradero de sus hijos, este hombre, en un acto desesperado, quiso llamar la atención de las autoridades para que liberaran a sus hijos. Estos finalmente fueron liberados, sin embargo, el padre murió después de unos días de agonía.
        El poeta chileno Eduardo Llanos tomó este crudo relato de nuestra historia nacional y la usó como base para la reflexión del mal en nuestro mundo actual.

                               
El poeta le pregunta a Dios: 
“Si Tú todo lo sabes y eres todo bondad, ¿Por qué no respondiste a Sebastián Acevedo?” Después dice: “¿Por qué no apagaste con la ayuda de tu Espíritu Santo, aquel fósforo que él acercó a su ropa empapada en parafina?” Y más adelante le vuelve a preguntar a Dios: “¿Ya estás desahuciado?”


El siglo XX, en el que la mayoría de los presentes nacimos; es considerado el más sangriento de la historia. Adolf Hitler, líder de la Alemania Nazi durante la Segunda Guerra Mundial, es responsable de la muerte directa o indirecta de 16 millones de personas. Iósif Stalin, líder de la Rusia comunista en el mismo período de la Segunda Guerra Mundial, ha sido responsabilizado por la muerte de 3 millones de personas. Por otra parte, el líder camboyano Pol Pot, fue el causante de una gran tragedia, pues al tomar el gobierno de su país,habían más de 7 millones de personas; y luego de su gobierno, esta población disminuyó a menos de 6 millones. Se calcula que eliminó por diversos métodos a 1 millón y medio de personas[1].
En una ocasión, un periodista italiano visitó al líder pronazi Pavelic, quien le mostró un canasto con 18 kilos de ojos humanos de la matanza de sus ejércitos de serbios, judíos y gitanos[2].
Frente a esta realidad nacional y mundial, podemos tomar la pregunta del poeta chileno y decir: “Dios ¿Estás desahuciado?”


I.- LA REALIDAD DEL MAL
Este mundo en el cual vivimos está lejos de ser perfecto. Todos los días, los diversos medios de comunicación, nos muestran los grandes problemas y males que nos azotan con regularidad. Todos nosotros somos testigos de esta realidad incontrovertible.
Y es interesante notar que en la Biblia encontramos estas mismas inquietudes en personas que enfrentaban momentos difíciles. Por ejemplo, Habacuc, un profeta israelita del siglo Séptimo a. C., dirigiéndose a Dios, en el capítulo 1 dice:
La profecía que vio el profeta Habacuc.¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan.
Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia.                                    (Habacuc 1:1-4)

La Biblia nos muestra a los hombres y mujeres de sus historias, tal como nosotros. No los trata de representar como grandes líderes perfectos en un mundo perfecto. Nos muestra a personas con crisis en medio de las adversidades que debían afrontar.
Habacuc estaba consternado porque veía que en su nación Israel gobernaba el caos. Él menciona la(1) violencia, (2) la iniquidad, (3) la destrucción, (4) el pleito y (5) la contienda que había en sus días.Y lo que más le preocupa al profeta es el rol que ocupa Dios en todo esto: “¿Por qué no me oyes Dios”?
¿Acaso no parece haber sido escrito por el mismo poeta Eduardo Llanos?
La mayoría de nosotros estaremos dispuestos a concluir que el mal, en nuestro mundo, es real, dolorosamente real, y que quisiéramos que no estuviese. Y aquí aparecen los problemas, Si Dios existe, ¿Por qué el mal? Ese es el título de esta conferencia,  un tema que a muchos les genera ruido.
Por ejemplo, el periodista norteamericano Lee Strobel, mandó a realizar una encuesta en su país, con la siguiente consulta:
“Si pudiera hacerle a Dios una pregunta sabiendo que Él le va a responder, ¿qué le preguntaría?” Lo que la mayoría de la gente contestó fue que le preguntaría: ¿Por qué hay dolor en el mundo?”[3]

En esta conferencia pretendemos dar una respuesta cristiana basada en la Biblia. Hablaremos del mal en el sentido más amplio de la palabra. Sin embargo, su desarrollo es tan vasto, que ha llevado a muchos filósofos y teólogos a dedicar toda una vida al estudio de esto, por lo que no pretendemos dar respuesta a todas nuestras inquietudes en 45 minutos, sino más bien mostrar lo que la Biblia nos habla respecto a su realidad.



II.- EL SILOGISMO DEL PROBLEMA DEL MAL
Habacuc pasó por una crisis debido al mal, y es necesario que nosotros la entendamos a cabalidad, para que de esa forma, podamos enfrentar las crisis.
Muchas personas han resumido este argumento y lo han utilizado en contra de la existencia de Dios.

1.- Dios creó todas las cosas.
2.- El mal es una cosa.
3.- Por lo tanto, Dios creó el mal.

El filósofo griego Epicuro resume bien esta idea:
“O Dios quiere abolir la maldad y no puede; o puede, pero no quiere; o no puede y no quiere. Si quiere, pero no puede, es impotente. Si puede y no quiere, es malvado. Pero si Dios puede y quiere abolir la maldad, ¿cómo viene la maldad al mundo?”

A primera vista, este razonamiento es incontrovertible. ¿Cómo es posible reconciliar la idea de un Dios bueno y Todopoderoso, tal como se presenta en las Escrituras, con la idea del mal que ocurre en nuestro mundo actual? ¿Es Dios el autor del mal?

El escritor cristiano inglés, John Stott, quien fue elegido por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes en el siglo XX, señaló: 
“Sin duda, el factor del sufrimiento constituye el mayor desafío a la fe cristiana y ha estado en cada generación. Su distribución y proporción parece ser fortuito por completo y, por lo tanto, injusto. Los espíritus sensibles preguntan si es posible reconciliarse con el amor y la justicia de Dios”.

Por lo tanto, entendiendo la realidad del mal, y que este universo con su orden y existencia nos apunta a un Creador, ¿cómo explicamos ambos?
Epicuro señala dos críticas respecto a Dios que debemos considerar.


III.- EL PODER DE DIOS
Debido a que Dios no elimina el mal, Epicuro llegó a la conclusión que Dios no puede acabar con el mal porque no tiene la capacidad para hacerlo.
La Biblia afirma “Y conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti” (Job 42:2); “Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho” (Salmo 115:3); “El Señor hace todo lo que quiere en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismo” (Salmo 135:6).

Estos pasajes nos muestran que Dios es Poderoso, pero aun así, existe la realidad del mal. Dios permite el mal, pero no lo promueve. Dicho de otra manera, Dios no es el autor directo y fundamental del mal.
Y es por ello, que muchos han pensado que Dios no puede controlar el mal, que está fuera de sus capacidades y que es un intruso que no puede ser contrarrestado.
Entonces, ¿qué significa que Dios sea Poderoso? La definición del poder de Dios no significa que puede hacer cualquier cosa imaginable. Esto no es una restricción al poder de Dios, sino que es una conclusión lógica de lo que significa poder.
Por ejemplo, Dios no puede hacer, tal como ninguna persona lo puede hacer, triángulos que no tengan tres lados, debido a que esto es una imposibilidad lógica. La expresión Todopoderoso no significa que Dios es capaz de hacer cualquier cosa que se me imagine, sino el poder de hacer lo intrínsecamente posible. Ahora bien, cuando elijo dibujar un triángulo, sé que ese triángulo no puede ser un cuadrado.




De la misma manera, Dios podía o no crear el universo y lo podía hacer de diversas formas. Pero Él decidió hacer un universo en el cual los seres humanos tuviesen la posibilidad de ejercer su voluntad. Él decidió hacer criaturas que pudiesen elegir, y la elección implica la posibilidad de elegir entre distintas alternativas.
Si Dios tuvo que apagar con su Espíritu Santo el fósforo que encendió Sebastián Acevedo, esto significa Él tendría que haber limitado en ese preciso momento la libertad de este hombre. Esto hubiese evitado un gran mal, su muerte, pero cuando pensamos en la suma de todos los males de la cual los seres humanos somos responsables, ¿cómo podríamos eliminarlos sin pasar a llevar nuestra libertad?
Pensemos, por ejemplo, que estoy metido en mi auto a la hora peak, cuando otro conductor se me cruza y no me deja avanzar. Estoy molesto con él y quiero insultarlo, por lo que bajo el vidrio y le grito. En ese mismo momento tendría que ocurrir un milagro, que el aire que hay entre los dos vehículos, se niegue a transmitir las ondas sonoras que yo he emitido, de forma tal, que me vea impedido de ofender al otro conductor. Pero si así fuera, ¿cómo podría hacer algo malo si cada vez que lo intentara, me fuese impedido hacerlo?
Un universo en el cual tenemos la libertad para tomar decisiones distintas, es un universo que tiene el potencial de las malas acciones. Y este es el universo que Dios decidió hacer, uno con libertad de acción;lo que implica que Dios se abstiene de actuar, en innumerable ocasiones, para impedir malas acciones.


IV.- LA BONDAD DE DIOS
Epicuro dijo: “Si Dios puede destruir el mal, y no quiere; entonces es malvado”. Es decir, que Dios no acaba con el mal porque no es bueno.
Pero antes de hablar de la Bondad de Dios, debemos recordar que las cualidades de Dios no siguen siempre nuestra forma de pensar. Digo esto porque La Biblia afirma que “Dios es amor”, pero, por alguna razón que la mayoría de nosotros no alcanzamos  a visualizar, permite el mal.



Lo que sucede es que muchas veces tenemos una idea de lo que debe significar la bondad de Dios que no es del todo acertada. Tal como lo expresó C. S. Lewis el autor cristiano de las Crónicas de Narnia
“Lo que de verdad nos agradaría es un Dios que ante cualquier cosa que quisiéramos hacer, dijera: ʻ¿Qué importa, mientras estén contentos?ʼ. De hecho, lo que queremos no es tanto un Padre en los Cielos, sino un abuelo en el cielo; una benevolencia senil a la cual, como suelen decir, ʻle guste ver a la gente joven divirtiéndoseʼ y cuyo plan para el universo sea simplemente que, al final, de cada día, pueda decirse sin peligro de error: ʻtodos los pasaron muy bienʼ.” (p. 44, el problema del dolor)

El amor de Dios se caracteriza porque quiere lo mejor para nosotros. Y es precisamente Él quien sabe lo que es lo mejor para nosotros, porque tiene un conocimiento perfecto de las cosas. Su amor no significa que tolera cualquier cosa, sino la clase de amor que hace que busque lo mejor para mí.
Por eso es que Él desea transformarnos, no quiere dejarnos igual. Sin embargo, no nos coacciona para hacer su voluntad, sino que nos da la libertad de acercarnos a él o de alejarnos.
En una próxima oportunidad revisaremos entonces la explicación bíblica para la realidad del mal. Continuaremos estudiando este tema en una próxima oportunidad.




[1] www.wikipedia.org
[2]Strobel, Lee, el caso de la fe, p. 30.
[3] Strobel, Lee, Op cit, p. 31

lunes, 3 de noviembre de 2014

¿Cómo llevar el evangelio a nuestro amigo Gay?




Durante las últimas semanas hemos sido testigos de la controversia que se ha generado en nuestro país debido a la publicación y distribución del cuento “Nicolás tiene dos papás”[1]. Pero lo quizás mucha gente no sabe es que éste ha contado con el apoyo de la JUNJI y la FACSO (la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile). Además tiene el financiamiento de la Unión Europea y de los Países Bajos que, como sabemos, son pioneros en la legislación de las uniones de personas del mismo sexo.
Este cuento infantil nos relata la historia de Nicolás, quien vive con dos papás. Sus nombres son Sebastián y Pablo. Ellos forman una familia en la cual el amor y el respeto se viven en forma cotidiana.
Sin embargo, como cristianos debemos lograr mirar más allá de la superficie. Debemos mirar lo que sucede en nuestro mundo actual y hacerlo desde una óptica bíblica.
La autora de este cuento, Leslie Nichols,  señaló en una entrevista al diario el mercurio: 
Soy enfática en que el libro no está expresando ninguna ideología, todo lo contrario, está dando una herramienta para abrir el debate con nuestros niños y niñas, y este debe orientarse a que todas las familias están compuestas de distintas maneras, incluso por similares en su estructura que sean”[2].
Sin embargo, lo que la autora señala no es verdad. Obviamente que detrás  de este cuento hay una ideología que la financia y la promueve, la cual influye sobre nosotros y nos dice que la relaciones homoparentales son igual de valiosas que las heterosexuales.
El autor cristiano, pastor y apologista, Francis Schaeffer, señaló en el año 1970: 
“Hay algo “pensable” y algo “impensable” en cada época. Una época es bastante cierta intelectual y emocionalmente acerca de lo que es aceptable. Y otra época decide que esas “certezas” son inaceptables y coloca otro conjunto de valores en práctica. En una base humanística, las personas van y vienen de generación en generación, y lo moralmente impensable pasa a ser pensable con el transcurso de los años”[3].
  
"Nicolás tiene dos papás" es parte de la Agenda Gay que ya se ha hecho presente en muchos países. Por ejemplo, en España el Colectivo de Lesbianas Gay Travestis y Bisexuales de Madrid (COGAM), publicó en el 2005 una colección de cuentos infantiles llamados cuentos para la diversidad. En esta colección podemos encontrar Nicolás tiene dos mamás, enfocado para niños de 8 años.[4].



Si retrocedemos hasta 1989, nos encontraremos con la publicación en Estados Unidos del cuento Heather has two mommies, que en español sería Heather tiene dos mamás. Este cuento comienza de la siguiente forma: 
“El número favorito de Heather es dos. Ella tiene dos brazos, dos piernas, dos ojos, dos oídos, dos manos, y dos pies. Ella también tiene dos mascotas; un gato de muchos colores y un gran perro negro. Y Heather también tiene dos mamás…”[5].




Frente a esta realidad innegable, ¿Qué clase de respuesta debemos dar los cristianos? ¿Cómo respondemos bíblicamente, reflejando el evangelio de Jesús? ¿Qué hacemos los evangélicos que nos tomamos en serio la Palabra de Dios con la agenda homosexual?

Cuando pensamos en los cambios que estamos experimentando como sociedad, desde una óptica bíblica, debemos considerar una respuesta que refleje la verdad de la Palabra de Dios de una forma integral. Lamentablemente cuando hacemos frente a situaciones para la cual no nos encontramos emocionalmente preparados, podemos responder de manera inadecuada
Como cristianos debemos meditar bien acerca de los cambios culturales que estamos enfrentando y tomar en consideración las palabras del apóstol Pablo.
Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno. (Colosenses 4:5-6)

I.- DEBEMOS APRENDER DE JESÚS
1.- Jesús es  Creador
Todos nosotros tenemos personas cercanas en nuestras familias, en compañeros de colegio o de trabajo que viven en la práctica homosexual. ¿Qué tiene el evangelio de Cristo que decirles a esas personas? O preguntémoslo en forma más directa ¿Cómo habría actuado el Señor Jesucristo en circunstancias como las que estamos viviendo?
Debido a que Jesús es nuestro maestro, podemos acudir a Él para saber cómo actuar en dichas circunstancias. Lo primero que podemos señalar es que la Biblia nos relata en el capítulo 1 de Juan la encarnación del Dios-Hombre en el mundo.
Juan nos dice acerca del Verbo: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (vs. 3) Esto nos apunta a la realidad de que Jesús es el Creador de todo y todos. 
Todos los seres humanos, sin ninguna excepción, y esto incluye a los que practican la homosexualidad, hemos sido creados a la imagen de Dios. Esta imagen se encuentra distorsionada por el pecado, pero aún está presente, por lo que no nos olvidemos de tratar a cada persona con respeto y dignidad.

2.- Jesús es Santo
Pero sigue el autor diciéndonos que
“No era él la luz,  sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera,  que alumbra a todo hombre,  venía a este mundo.  En el mundo estaba,  y el mundo por él fue hecho;  pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino,  y los suyos no le recibieron”.    
 (Juan 1:8-11)

Y lo que podemos señalar en este pasaje es ¿Cómo es posible que el Dios Creador de todo lo que existe, que es santo, quisiera venir a ensuciarse las manos entrando a este mundo?
En algunas ocasiones los cristianos nos hastiamos de nuestro mundo, y esto es bueno, porque quisiéramos que el plan de Dios se complete para poder disfrutar nuestra vida con él; pero Jesús no nos llamó a formar iglesias que no interactúan con nuestro mundo. Si él quiso venir a este mundo para salvar a pecadores, ¿acaso no debemos estar disponibles para llevar el evangelio a todos los que lo necesitan?

3.- Jesús es nuestro maestro
Hasta que finalmente llegamos al verso 14.
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre),  lleno de gracia y de verdad”.

Nunca olvidemos este versículo pues nos señala grandes verdades.
1.    Lo que le sorprende a Juan es la encarnación de Jesús. Esto es lo sorprendente del relato bíblico, el hecho que Dios se haya hecho hombre y haya vivido con nosotros. 
    Quizás a muchos de nosotros no nos gusta ensuciarnos las manos y nos gustaría estar lejos de los problemas que existen en este mundo, pero gracias a Dios que el Señor Jesús no hizo eso. Él vino “y habitó entre nosotros”.

2.    La encarnación no implicó que Jesús no reflejara la gloria de Dios. La Biblia nos muestra que la encarnación de Jesús significó una limitación de sus atributos divinos al tiempo y espacio que su cuerpo físico tenía. Pero esto no significa que el Señor no podía reflejar la gloria de Dios. 
     Muchas veces el Señor Jesús se enfrentó a la incredulidad humana, muchas veces vio los efectos devastadores del pecado en hombres y mujeres, pero esto no implicó que dejara de glorificar a Dios el Padre.
       De la misma manera, los cristianos, en un mundo adverso, que no nos es completamente cómodo y del cual nos sentimos, en muchas ocasiones, como “peregrinos y extranjeros”, debemos y podemos glorificar a Dios. 
      Dios anhela que reflejemos su gloria, que seamos “Hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa,  en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo”                                        (Filipenses 2:15)

3.    El reflejo de la gloria de Dios se hizo real en Jesús por medio de la gracia y de la verdad.
    En este capítulo 1 de Juan se nos señala que Jesús fue “lleno de gracia y verdad” (vs 14). En el versículo 16 nos dice que nosotros los creyentes tomamos “gracia sobre gracia”. Finalmente en el verso 17 hace un contraste entre Jesús y Moisés, entre el evangelio y la ley.


II.- DEBEMOS APRENDER A TRATAR A LOS PECADORES SEXUALES
1.- El adulterio y la homosexualidad
¿Cómo podemos acercarnos con el evangelio de Jesús a personas que se encuentran quebrantadas debido a su vida sexual? No tenemos que inventar en esto pues los relatos de los evangelios nos señalan que Jesús se encontró en dichas circunstancias. Ahora bien, si seguimos el ejemplo de Jesús, lo haremos por medio de la gracia y la verdad.
Este principio bíblico es el que encontramos en Juan 8, cuando una mujer que había cometido adulterio, fue llevada ante Jesús.
Cuando revisamos este capítulo nos damos cuenta que el Señor estaba enseñando en el templo. En ese momento se le acercaron los escribas y los fariseos tratando de mostrar un caso que le pusiera en problemas. Ellos no fueron con una genuina duda ante Jesús, sino con el objetivo de ponerle en dificultades.
El caso que le llevaban era de pecado sexual. Una mujer que estaba siendo expuesta públicamente por su pecado.  Estos líderes religiosos, que conocían muy bien el Antiguo Testamento, sabían que el adulterio está tipificado en Levítico.
“Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos”. (Levítico 20:10)

 Pero lo que es más llamativo, es que es en ese mismo pasaje, tres versos más adelante, se nos habla acerca de la homosexualidad.
“Si alguno se ayuntare con varón como con mujer,  abominación hicieron;  ambos han de ser muertos;  sobre ellos será su sangre”.
(Levítico 20:13)

Lo que podemos concluir de estos dos pasajes de Levítico, es que ambos pecados descritos, se encuentran en la misma categoría para Dios. Ambos se ajusticiaban por medio de la pena máxima. Nosotros tendemos a ver algunos pecados más grandes y otros más pequeños. Nuestra cultura tiende a minimizar ciertas cosas, pero al examinar la Palabra de Dios, podemos ver nuestra condición desde la perspectiva correcta.

Y es en la respuesta de Jesús que vemos que el evangelio es también para los pecadores sexuales, y esto incluye a los homosexuales. 
Durante esta semana he estado leyendo el libro Compasión sin compromiso: como el evangelio nos libra para amar a nuestro amigo gay sin perder el evangelio. Uno de sus autores es Ron Citlau, que cuenta como el evangelio de Jesús lo sacó delante de una vida homosexual activa.
"Soy cristiano, esposo, padre de cuatro hijos, y pastor, y tengo sentimientos Gay la mayor parte de mi vida. Estos sentimientos me atemorizan, me agradan, me hieren, y me confunden. Como adolescente, crecí en una iglesia  y no supe que hacer con estos impulsos. Debido a mi gran temor, nunca hablé acerca de mi caos sexual con nadie en la iglesia. Siendo un adolescente, en medio de ese caos, un adulto se hizo mi amigo y abusó de mí.
          En 1997, le dije que si a Jesús y comencé a asistir a una iglesia local en el sur de California, donde vivo. Esta iglesia sabía cómo caminar conmigo; pues tenían experiencia de cómo ayudar a personas que se encontraban quebrantadas. Ellos comprendían que el evangelio de Jesús es para pecadores sexuales. En los siguientes cinco años, crecí como seguidor de Jesús, y lentamente Dios comenzó a traer la trasformación del evangelio en mi vida". Desde esa ocasión, mi vida empezó a gira sin control- caracterizada por uso de drogas fuertes y conducta sexual promiscua con personas del mismo sexo. A pesar de que tenía muchas parejas, estaba solo. Fue duro. Fue horrible y el peor momento de mi vida hasta que conocí a Jesús. 17 años atrás, Jesús me buscó y me encontró, y mi vida es radicalmente diferente ahora. ¡Amo la vida que Jesús me dio!"

2.- La "verdad bíblica" para el homosexual
En primer lugar debemos recordar que en este pasaje, Jesús nos dice que el pecado sexual es algo de lo cual debemos alejarnos.
El Señor habla con esta mujer y le dice: “No peques más”. Quiero que note que no hay un diálogo para tratar de justificar o racionalizar la conducta de esta mujer. Nosotros somos expertos en hacerlo.
Si alguien de nosotros comete adulterio, fácilmente podría darnos una larga lista de razones para que entendamos porqué lo hizo. Pero las razones para nuestras acciones no nos eximen de nuestra responsabilidad por lo que hacemos.
La verdad bíblica para el homosexual es que la vida homosexual activa es devastadora porque nos aleja de Jesús. Si queremos tener una relación estrecha con Él, si de verdad queremos tomarnos en serio lo que implica disfrutar de un dulce comunión con Dios, debemos alejarnos del pecado.  Si no estamos dispuestos a arrepentirnos, jamás gozaremos de una relación estrecha de Dios en la que el gozo y la paz de andar a su lado sea la característica más notable.

3.- La "gracia bíblica" para el homosexual
Sin embargo, el Señor Jesús no solo le mostró la verdad bíblica, sino que le habló  del la gracia de Dios. El objetivo no era hacerla sentir culpable hasta que ella quedara sin ninguna esperanza, sino que ella viera la gravedad de su pecado, y por ese motivo se volviese a Dios.
A pesar de que hemos pecado, a pesar de que continuamente ofendemos al Dios Creador, que es tres veces santo, Él está dispuesto a brindarnos su gracia.
Tanto esta mujer, como muchos heterosexuales y homosexuales hoy en día, creemos que el sexo nos va a dar una plenitud de vida. Sin embargo, nada de lo que existe lejos de Jesús nos va a satisfacer plenamente. 
No vivamos en la ilusión que el sexo es el dios que debemos adorar. Podemos disfrutar del sexo en los planes de Dios, pero no vivimos para el sexo. No es nuestro motivo de vida.

CONCLUSIONES
Si queremos compartir el evangelio con alguien cercano a nosotros, debemos recordar la gracia y la verdad. No ocultemos la verdad de Dios diciendo: "No importa como vivas", porque a Dios sí le importa.
Por otra parte hablemos con la gracia de Dios, porque Él es nuestra esperanza. Ed Dobson, pastor de una iglesia en Estados Unidos, fue víctima de una serie de críticas cuando su iglesia lanzó una campaña para llegar a los homosexuales, porque algunos temían que la iglesia estuviese “llena” de homosexuales.
El pastor respondió “Si la iglesia se llena de homosexuales, eso sería maravilloso. Pueden ocupar sus lugares próximos a los mentirosos, a los chismosos, a los materialistas y al resto de nosotros que pecamos en nuestra vida." Luego añadió: “Cuando me mueras, si alguien se pone de pie y dice: `Dobson amó a los homosexuales`, habré ganado algo en mi vida”.

Gracias le doy a Dios, que he conocido amigos que han tenido la confianza de compartir sus vidas conmigo, y eso incluye algunos que han compartido sus deseos sexuales hacia personas del mismo sexo. Los he visto heridos por el pecado. Hemos estudiado la Palabra de Dios y orado pidiendo la transformación de Dios. Y hemos visto a su Espíritu Santo actuar. ¡Gloria a Dios!
Los cristianos no debemos tener miedo frente a toda la Agenda Gay, porque el evangelio es poderoso para salvar. No hay ningún pecador tan grande que no pueda ser rescatado por la muerte expiatoria de Jesús. 
Nos encontramos en un tiempo muy difícil, en el cual nos enfrentaremos a situaciones para las que quizás no nos encontremos preparados. Por eso, como iglesia de Cristo debemos recordar que el Señor Jesús es nuestro modelo. Él respondió con gracia y verdad a cada uno de los que se le acercó.


[1] www.movilh.cl
[2] http://www.emol.com/noticias/nacional/2014/10/30/687623/autora-de-nicolas-tiene-dos-papas-cuenta-secretos-y-enfrenta-polemicas-del-libro-no-expresa-ninguna-ideologia.html
[3] Lutzer, Erwin, la verdad acerca del matrimonio homosexual, p. 74.
[4] http://www.cogam.org/