jueves, 13 de noviembre de 2014

¿CUÁL ES LA ESPERANZA CRISTIANA PARA EL HOMOSEXUAL?



A mediados del 2013 el debate por el matrimonio homosexual se hizo más intenso en Inglaterra. David Cameron, el Primer Ministro de dicho país, les solicitó a todos los actores sociales poder hacer esfuerzos para legislar acerca de las uniones homosexuales.
Por otra parte, en ese mismo año, las iglesias evangélicas en el Reino Unido comenzaron un proceso de división entre “liberales” y “conservadores”. Por ejemplo, la iglesia de Escocia aprobó con 340 votos a favor y 248 en contra, el poder contar con ministros de tendencia homosexual que estén en unión civil con personas del mismo sexo[1].
Fue en este contexto que tres pastores, Sean Doherty, Sam Allberry y Ed Shaw decidieron “salir del clóset” y dar a conocer a sus iglesias y a la sociedad inglesa en general, la atracción homosexual que sienten. Pero, lo llamativo es que estos hombres manifestaron que sus sentimientos de atracción hacia otros hombres no justifican las relaciones homosexuales ni niegan la verdad bíblica del matrimonio como unión entre hombre y mujer[2].
Sam Alberry señala que cuando llegó a la adolescencia, percibió la tensión entre sus sentimientos homosexuales y su nueva fe cristiana
“Me sentía realmente muy sucio y por esto, otros cristianos querían mantenerse a distancia.” Fue después de oír una predicación liberadora que las cosas empezaron a cambiar. El pastor dijo: “Todos nosotros somos pecadores sexuales. Hay algunos que experimentaran deseos homosexuales que no quieren. Si eres tú, no estás solo.” Ese fue el punto de inflexión en mi vida.’[3]
Este hombre es coautor del libro ¿Es Dios anti gay?, en el que afirma que la Biblia es clara como un cristal respecto a la vida sexual, pero esto no significa que Dios sea homofóbico.



Durante las últimas semanas hemos estado estudiando acerca de la perspectiva bíblica de nuestra sexualidad. Nuestro objetivo es entender los cambios sociales de nuestro país y saber lo que como hijos de Dios debemos reflejar.
El Señor Jesús estuvo con personas quebrantadas por el pecado sexual, y les entregó el mensaje del evangelio que consiste en la gracia de Dios y la verdad de Dios. Y nosotros, como cristianos debemos hablar con verdad y amor.
Sin embargo, saber esto, no es suficiente para animar a los pecadores  a buscar a Jesús. Debemos darles esperanza. No solo palabras de ánimo como “Tú puedes” ni tampoco solo reprimendas como “Eso no se hace”, sino palabras de esperanza cristianas.Y es por esto que debemos preguntarnos ¿Cuál es la esperanza cristiana para los pecadores sexuales? ¿Qué aliento les podemos brindar a homosexuales, lesbianas y adúlteros?


I.- LA ESPERANZA CRISTIANA ES PARA NOSOTROS
Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo,  o con los avaros,  o con los ladrones,  o con los idólatras;  pues en tal caso os sería necesario salir del mundo.                    (1 Corintios 5:9-10)

La visión abierta de la sexualidad humana no es exclusiva de nuestro mundo actual; así fue en el siglo I, y el evangelio creció en dicha cultura. La esperanza cristiana es para el siglo XXI tal como lo fue para el siglo I.

1.- La visión de nuestra sociedad
Muchas personas tratan de ignorar el mensaje cristiano. Para la sociedad actual, el discurso evangélico es simplemente retrógrado y no se ajusta a nuestros tiempos actuales. Muchos piensan: “El mensaje que tienes, sirvió hace 20 o 30 años, pero ahora se ha vuelto obsoleto”. Nos señalan que nuestra sociedad del siglo XXI tiene una visión mucho más amplia de la vida sexual y que nosotros los cristianos bíblicos, somos miopes frente a estos cambios.

2.- La visión de los evangélicos liberales
Sin embargo, nuestra sociedad actual no es la única que piensa de dicha forma. A ellos se han unido también los sectores liberales de las iglesias cristianas evangélicas.
Afirman creer en Cristo y en el Evangelio, que no están dispuestos a aceptar los mandatos de la Palabra de Dios. Estas personas señalan que el evangelio debe actualizarse y revisarse, descartando aquellas cosas que ofendan a las personas. Piensan que si no hacemos esto, jamás podremos alcanzarles.
Por ejemplo, el día miércoles 12 de Noviembre, la pastora Pentecostal, Juana Albornoz, señaló en una entrevista a radio ADN, su apoyo a los matrimonios homosexuales.
Los cristianos liberales y la sociedad en general nos dice: “¿Cómo puedes dejarte guiar por un libro que tiene 2.000 años? ¿Acaso no te das cuenta que las cosas han cambiado?” o “Pablo habló acerca de la homosexualidad porque desconocía los avances de la medicina y psicología de nuestro tiempo, que nos han revelado que la condición homosexual es algo inherente a las personas que viven así”.
Y es en este punto donde debemos comenzar, ¿es el mensaje bíblico para nuestros tiempos? ¿Tenemos en la Biblia algo que decirle a nuestra sociedad de hoy? ¡hay esperanza en la Biblia para el homosexual?

3.- El surgimiento del cristianismo
Lo primero que debemos recordar es que el cristianismo no surgió en tiempos de una alta moralidad. El evangelio no surgió en la Inglaterra Victoriana, en la que se encuentran los tres pastores mencionados. En ese tiempo las personas trataban de guardar una compostura en público que los mostrara como personas de una elevada moralidad.
Tampoco surgió en la sociedad occidental de los 50. El cristianismo surgió, creció y se expandió a una velocidad increíble, en medio del Imperio Romano del siglo I, el cual se caracterizaba, entre otras cosas por su “amplia visión sexual”. Esto es muy importante de recordar.
La ciudad de Corinto, a la cual Pablo escribió, tenía un gran templo a la diosa Afrodita. En este templo se mezclaba la adoración religiosa con el desenfreno sexual con las sacerdotisas de afrodita.
William Barclay, en su comentario al libro de Corintios señala lo siguiente: 
“Catorce de los quince primeros césares practicaban las relaciones homosexuales. Durante el tiempo que Nerón era el emperador, éste se había apoderado de un chico llamado Esporo, al que había castrado, y luego se había casado con él en una ceremonia completa de boda y le había conducido en procesión a su palacio para tenerle como «esposa». El mismo Nerón se había casado también con un tal Pitágoras, al que tenía por su «marido». Cuando eliminaron a Nerón y Otón ocupó su puesto, una de las primeras cosas que hizo fue tomar posesión de Esporo. Mucho más tarde, el nombre de Adriano estuvo involucrado con el del joven bitinio Antonous, con el que vivió inseparablemente y, cuando murió, le deificó y llenó el imperio de estatuas suyas e inmortalizó su pecado dándole su nombre a una estrella. Por lo que se refiere a este vicio, en los tiempos de la Iglesia Primitiva el mundo había perdido la vergüenza”.

La esperanza cristiana es para nosotros. El surgimiento del cristianismo se dio en una cultura que discrepaba profundamente en la concepción bíblica de la sexualidad. Desde un principio la fe cristiana fue contracultural. Es decir, iba en contra de la forma habitual que la mayoría de las personas de esa época pensaban respecto a la sexualidad humana. ¡Y a pesar de ello el evangelio creció! ¡Las personas estaban dispuestas a renunciar a sus breves deleites sexuales pecaminosos que les alejaban de Dios, para ganar algo mucho mejor!
Digo a pesar de ello, aunque en realidad deberíamos decir que, al menos en parte, debido a ello creció. El mundo actual y los liberales evangélicos nos piden que renunciemos la visión bíblica de la sexualidad porque esto ayudará a que nos pongamos a tono con nuestro siglo. Pero lo que es importante comprender que el cristianismo es una vía alternativa a las ideas de nuestro siglo.
Los cristianos que creemos en la Biblia, podemos llevar un mensaje de esperanza a nuestro mundo actual. El mismo evangelio que salvó a los pecadores sexuales del siglo I, puede salvar a los pecadores sexuales del siglo XXI.


II.- LA ESPERANZA CRISTIANA COMIENZA DÁNDONOS MALAS NOTICIAS

¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?  No erréis;  ni los fornicarios,  ni los idólatras,  ni los adúlteros,  ni los afeminados,  ni los que se echan con varones, ni los ladrones,  ni los avaros,  ni los borrachos,  ni los maldicientes,  ni los estafadores,  heredarán el reino de Dios.
(1 Corintios 6:9-10)

Ahora bien, la verdad del evangelio nos dice que el pecado nos aleja de Dios. En el texto bíblico citado anteriormente, Pablo utiliza la expresión ¿No sabéis? Es una expresión común que el apóstol utiliza en esta carta para hacer llamar nuestra atención frente a una verdad bíblica.

¿No sabéis que sois templo de Dios,  y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?                                                                                          (1 Corintios 3:16)
¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? (1 Corintios 5:6)
¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?  ¿Quitaré,  pues,  los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera?  De ningún modo.                                                                                                         (1 Corintios 6:15)
¿O no sabéis que el que se une con una ramera,  es un cuerpo con ella?  Porque dice: Los dos serán una sola carne. (1 Corintios 6:16)

El énfasis en estos versículos que hemos citado está en que nuestra vida no debe ser igual a la que una vez fue. Y en 1 Corintios 6:9 y 10, Pablo afirma algo duro y difícil de entender ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?
Aquellas personas que suavizan el mensaje cristiano, dicen que lo hacen por una buena causa: “poder llegar a nuestra época actual”, sin embargo, en ese deseo, están dispuestos a sacrificar la verdad.
Pero, imagine a una persona que se encuentra enferma. Empieza a sentir dolores en su estómago, y preocupada por su estado de salud, se dirige al doctor para que revise sus exámenes. ¿Que quiere que el médico le diga? Pues obviamente, ella desea buenas noticias, pero necesita la verdad.
La verdad del médico es dolorosa, pero su deber es hacer un diagnóstico certero de la condición física de sus pacientes a pesar de que muchas veces debe ser el portador de malas noticias.

Las buenas noticias del evangelio de Dios comienzan con las malas noticias del diagnóstico divino de nuestra condición humana.
La esperanza cristiana para el homosexual tiene que comenzar entregando el diagnóstico de Dios frente a nuestra condición humana. Seremos portadores de malas noticias, sin embargo, es un diagnóstico certero que tiene como objetivo dar esperanza
La esperanza para todos los que se encuentran quebrantados por una vida sexual fuera de la voluntad de Dios comienza anunciándoles con gracia y verdad el mensaje de Dios. Es duro, por ello tenemos que hacerlo con la gracia, pero no lo podemos modificar.


III.- LA ESPERANZA CRISTIANA SE BASA EN UN CAMBIO DE NUESTRA IDENTIDAD
Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados,  ya habéis sido santificados,  ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús,  y por el Espíritu de nuestro Dios. (1 Corintios 6:11)

Pero no sólo se trata de saber que el pecado sexual nos aleja de Dios. Este es sólo el diagnóstico. ¿Cuáles son las buenas noticias del evangelio? Que en Cristo, yo tengo una nueva identidad.
Es en este punto que Pablo nos pregunta ¿Quién soy yo? ¿Cómo me veo a mi mismo? Estas preguntas no son sólo para los que viven en la homosexualidad, a fin de cuentas todos nosotros pensamos en estas cosas.
Una simple búsqueda en la biblia nos mostrará que la frase “En Cristo”, era muy importante para los primeros cristianos.
A la iglesia de Dios que está en Corinto,  a los santificados en Cristo Jesús,  llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo,  Señor de ellos y nuestro.
Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros,  por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús;...Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús,  el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,  justificación,  santificación y redención; (1 Corintios 1:2, 4 y 30)

Lo que el evangelio tiene para cada uno de nosotros no es una "licencia para pecar", que se basa en "Dios me ama igual", sino una nueva identidad. Mi identidad no está basada en mis deseos sexuales ni en mi orientación, sino en quién soy delante de Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La Trinidad, transformando mi vida.

Para poder explicar esto, voy a citar algunas ideas que aparecen en el libro Compasión sin compromiso: como el evangelio nos libra para amar a nuestro amigo gay sin perder el evangelio.



a)    Deseos: Piensa acerca de la atracción sexual que tienes. Es algo innato, burbujea de nuestro cuerpo. No hay opción. Para la mayoría de las personas esta atracción es al sexo opuesto. Para los homosexuales es hacia personas del mismo sexo. Ellos no eligen sus deseos, simplemente están ahí. También las personas que tiene deseos hacia el mismo sexo no los eligen, sino que simplemente están en sus cuerpos.

b)    Orientación: La orientación es el espectro en el cual percibimos nuestros deseos sexuales. Mark Yarkhouse en su libro Homosexualidad y el cristiano, dice: 
     “Cuando las personas hablan acerca de la orientación homosexual, ellos básicamente están diciendo que la experiencia de atracción hacia el mismo sexo es lo suficientemente fuerte, lo suficientemente durable y persistente para que se sientan orientados hacia el mismo sexo”.
c)    Identidad sexual:La identidad sexual es subjetiva, una categoría cultural bastante moderna. Yarkhouse escribe: 
       “Si bien la conducta homosexual ha sido practica en otras culturas a través de la historia, somos la primera cultura en la cual las personas se refieren a sí mismos de esta manera. Nunca existió un lenguaje para ello, y nunca hubo una comunidad que apoyara esta clase de identificación o categoría. Solo hasta hace poco, no había ninguna forma de referirse a esto”.

d)    Conducta sexual: Es actuar en base a mis deseos. Es el paso final de una compleja mixtura entre deseos, orientación e identidad. Hacemos elecciones de nuestras conductas basados en quienes somos y en quienes deseamos ser. La conducta es la marca objetiva de quien es una persona. En un sentido muy real, yo soy lo que hago.

La esperanza cristiana se basa en ya no vernos como seres humanos sometidos a nuestros deseos, nuestros muy reales y constantes deseos. Si no en quien soy delante de Dios.
Wiliam Barclay, comenta respecto a nuestra identidad. 
“El Cristianismo es lo único que puede garantizar la pureza. La raíz de la inmoralidad sexual (de cualquier tipo) es una actitud falsa con las personas. A fin de cuentas es verlas como bestias. Declara que las pasiones y los instintos que se dan en las bestias deben consentirse sin la menor vergüenza, y a la otra persona hay que considerarla simplemente como un objeto para experimentar ese placer”.

Al hablar con una persona que lucha con una vida homosexual, con la pornografía, con la promiscuidad sexual, no podemos decirle: “Tus deseos no son reales”. El hecho que nosotros no tengamos esos deseos no significa que para la otra persona no son reales. Tampoco les podemos decir “¡Tus deseos se eliminarán si vienes a Cristo!”, porque, también los heterosexuales que somos cristianos, experimentamos fuertes deseos que nos alejan de la sexualidad que nos ha dado Dios y nos llevan a un sin fin de cosas que nos dañan.
Pero sí les podemos decir con toda certeza: “Tú no eres tus deseos, tú eres un ser hecho a la imagen  de Dios. Tienes un cuerpo, similar a los de los animales, pero no eres un animal. Tienes conciencia, cosa que ellos no tienen, que muchas veces te enjuicia cuando actúas de forma equivocada. Y también tienes una voluntad que te permite no obedecer todos los deseos que tengas”.

En el versículo 9 y 10 nos muestra que algunos de los miembros de la iglesia de Corinto tenían una conducta sexual tan arraigada, que estaban plenamente identificados así. Eran, en forma muy real, fornicarios y adúlteros; afeminados y sodomitas. Sin embargo, al llegar al verso 11, nos damos cuenta de la gran y profunda esperanza cristiana. Esto erais algunos.
En Cristo, esos antiguos moldes se rompen. Ron Citlau, quien es coautor del libro que ya citamos anteriormente, Compasión sin compromiso: como el evangelio nos libra para amar a nuestro amigo gay sin perder el evangelio, señala:
“Cuando vine a Jesús, mi sexualidad estaba desordenada. Tenía fuertes deseos heterosexuales y homosexuales, todos ellos muy exagerados. Si me tenía que colocar en una categoría, usaba el término bisexual. Tuve muchas experiencias sexuales, era adicto a la pornografía, y había quebrantado muchos límites de la sexualidad bíblica. Todo lo que recuerdo fue catástrofe. Esto fue hasta que Jesús me encontró.         Los cinco años siguientes, estuve inmerso en su comunión y en su vida. Y durante este tiempo, encontré transformación radical. Como alguien que ha seguido a Jesús por 17 años, que ha sido pastor por 10, y como alguien que ha visto a muchos hombres y mujeres ocupándose de su salvación tanto como su sexualidad quebrantada, yo sé que Jesús promete una transformación radical para los pecadores sexuales”. 
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El mensaje de esperanza que los cristianos debemos proclamar a todos los que se encuentran en el pecado, es actual para nuestro mundo. Y si bien este mensaje comienza con las malas noticias de que el pecado nos separa de Dios, termina dándonos un mensaje esperanzador: podemos tener una nueva identidad en Cristo.  Déjeme citar por última vez a Ron Citlau
El centro del evangelio no es la trasformación en una heterosexualidad saludable. Sino la total identificación con Cristo. Eso es lo que el evangelio puede hacer en la identidad de las personas.

En este sentido homosexuales y heterosexuales, somos iguales. Ambos tenemos una sexualidad caída y somos pecadores sexuales.  Pero Dios promete darme una identidad diferente. 
 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.                                       (2 Corintios 5:17)





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