lunes, 19 de enero de 2015

¿QUÉ SIGNIFICA PERMANECER EN JESÚS?



Permaneced en mí,  y yo en vosotros.  Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo,  si no permanece en la vid,  así tampoco vosotros,  si no permanecéis en mí. 
(Juan 15:4)

El 1° de Agosto de 1785, el almirante francés Jean François de Galaup, informó al rey de su país que había zarpado de puerto francés la expedición del capitán La Perouse, para recorrer el Atlántico y el Pacífico de forma tal que su nación tuviese un primer lugar en las expediciones navieras.
Sin embargo, tres años y medio después, el 10 de marzo de 1789, los dos barcos zarparon de Australia, con curso hacia el noreste. Y nunca más se supo de ellos. Un escritor escocés de la época dijo: 
“Se esfumó en la azul inmensidad sin dejar huella y sólo su misteriosa y apesadumbrada sombra ronda en todas las cabezas y corazones.”

¿Qué sucedió? ¿Cómo una tripulación de 400 de los mejores hombres de Francia desaparecieron en el mar? ¿Cómo fue posible que una embarcación segura y compuestas por grandes hombres tuviese ese final? Unos isleños les mostraron a los investigadores un arrecife al cual le llamaban “Falso” o “Pasaje del naufragio” donde los dos navíos encallaron y comenzaron a hundirse. La mayoría de los hombres murieron y sólo unos cuantos sobrevivieron para pasar el resto de sus vidas entre los indígenas.

De una forma similar, los apóstoles del Señor Jesús vivieron en la noche previa a la muerte del Señor Jesús, un “pasaje del naufragio” en el cual vieron como su fe, su fidelidad y su relación con el Señor Jesucristo encalló en las pruebas.
·                Un discípulo estaba en proceso de traicionarlo = Judas.
·                El líder de los discípulos lo negó tres veces, e incluso llegó a maldecirlo = Pedro.
·                Los otros discípulos huyeron y lo abandonaron en la noche más difícil del maestro.

Por esto es que el Señor Jesús, antes de llegar al huerto de Getsemaní a orar, y después de tener la Cena Pascual en el Aposento Alto en Jerusalén, se detuvo con sus apóstoles en el Valle del Cedrón, para darles las últimas enseñanzas.
Luego de terminar la Santa Cena, les dijo a sus discípulos: 
“Levantaos, vamos de aquí” (Juan 14:31). 
Y mientras ellos caminaban, bajo la luna llena del 14 del mes de Nisán, pasaron en medio de los viñedos que había en esa noche de luna llena.
Ese era el lugar preciso para comenzar a explicar lo que hoy tenemos en los capítulos 15 al 17 del Evangelio de Juan. El Señor Jesús les habla de la importancia para los hijos de Dios de mantenernos unidos a él en forma continua.
Quisiera que meditáramos en esto: En nuestra vida muchas veces, al igual que esos hombres,  vivimos “el pasaje del naufragio”. Por esto es que debemos comprender la importancia de seguir unidos a Jesús siempre.
Seguramente al igual que yo, has sido testigo de muchas personas que asistían a una iglesia cristiana evangélica. Cantaban, ofrendaban, servían e  incluso testificaban, pero muchos no continuaron.


Permanecer unidos a Jesús no es un mero asentimiento intelectual de las verdades bíblicas, es más que eso. No se trata de sólo de asistir a una iglesia cristiana por un tiempo y cantar algunas hermosas alabanzas. El permanecer unido a Jesús es vivir en una relación vital con él.
El Comentario Bíblico de los Profesores de Salamanca señala:
El verbo “permanecer” (μένω), es el término propio y técnico de Juan. Lo usa 40 veces en su evangelio y 23 en su primera epístola. Y formula aquí con él la íntima, permanente y vital unión de los fieles con Cristo… Lo esencial es estar unidos a Cristo.

¡Lo ves! Es una unión íntima, permanente y vital. Algunos sinónimos de permanecer son: hacer escala, esperar, morar, durar, perdurable, permanecer, permanente, perseverar, persistir, posar, quedar, retener, vivir.

¿Es tu relación con Dios perdurable? ¿Persistes en seguir a Jesús a pesar de los vaivenes de la vida moderna? ¿Retienes los principios bíblicos como valiosos aunque nuestra sociedad actual los considere irrelevantes?
La expedición de La Perouse, cuando salió de puerto francés, estaba segura que lograrían llegar nuevamente con éxito de su misión, pero fracasaron porque confiaban en sí mismos y en sus embarcaciones y cuando navegaron en aguas desconocidas, se hundieron.
El Señor Jesús lo expresó de la siguiente manera.
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos. (Juan 8:31)

Creo que aquí tenemos una definición clara y profunda de lo que significa ser cristiano. Estos judíos ya habían creído en Jesús y habían manifestado públicamente que confiaban en Él y sus enseñanzas. Muchos de nosotros estaríamos dispuestos a decir: “entonces no hay que agregar nada, ellos ya son cristianos”. Sin embargo, el Señor les dice que ellos demostrarían que eran verdaderos discípulos, por medio de la perseverancia en la Palabra de Dios.

Esto es lo que los cristianos han conocido como la doctrina de la perseverancia de los santos. El teólogo Wayne Grudem la define de la siguiente forma: 
“La perseverancia de los santos quiere decir que todos los que verdaderamente han nacido de nuevo serán guardados por el poder de Dios y perseverarán como creyentes hasta el fin de sus vidas, y que solo los que perseveran hasta el fin han nacido de nuevo”.
Dios guarda a los que salva para que perseveren en la fe y no se hundan en el mar de confusión actual.

Conclusión
Si hemos nacido de nuevo, si hemos entendido de verdad lo glorioso del evangelio, si hemos visto realmente nuestra condición espiritual sin Cristo, anhelaremos estar unidos a Él permanentemente.
No descuides tu relación con Jesús, no descuides tu temor a Dios, no descuides tu tiempo con la Palabra de Dios. ¡Permanece en Él! Y no confíes en tus aptitudes porque cada día navegamos en aguas desconocidas.

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